Vuelve la culpa siempre en septiembre, con sus nubes embudos de desechos de decisiones y destinos. He ahí al corazón, sacudiéndose en vórtices que simulan multiplicarse a un infinito irresistible. Cuadragésimo quinto aniversario, las mismas máximas. Cuidado con la vanidad del dolor, con su veneno de sostenido infierno. Fidelidad al autodesprecio, única estrategia para prevenirse de la adulación ajena. La ofensa no yerra, y además fortalece.
Este mundo es inhóspito para mi alma, porque ella es una extranjera de Otros Universos.
2 comentarios:
Nací en uno de mis últimos cumpleaños.
Desde entones le tengo fidelidad a mis yerros y a mis sueños.
Tal vez sea que he comenzado a vivir a partir del día anterior al de mi muerte.
Y un día de estos... podré -finalmente- admirar la Cruz del Sur.
Abrazos fieles, Milady.
gracias
Publicar un comentario