Agios O Theos
Agios Iskyros
Agios Athanatos, eleison imas.
Sanctus Deus
Sanctus Fortis
Sanctus Inmortalis, miserere nobis.
Santo Dios.
Santo Fuerte.
Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros.
Responsorio del Liber usualis missae et officii
A veces su voz me exhorta desde la totalidad, con ese lenguaje vibratorio de las piedras de una caverna antiquísima.
De pronto, su silencio es opresivo. Y así mi fe evoluciona espasmódica, sibilante casi.
No se trata de torpeza, es el corolario del hundimiento que provoca su Distancia tan cercana.
Confirmación de esterilidad, me deja pobre sin frutos que ofrecer. Será que el vacío me retumba en la matriz, justo donde la cerrazón hace eco…
A contrapelo del temor, me dejo obsesionar por cualquier forma de aniquilamiento. Lo hago por desprecio a los gurúes de la autoayuda. Desde los cuatro puntos cardinales, ataques de repetición desvergonzada. ¡Qué poco somos, cuánto nos consideramos!
Se ríen los muchos, porque mi conducta les resulta exótica. Intento de explicación: como su expansionismo me cohíbe, voy huyendo por los pasillos de la trivialidad. Sin dejar de creer –al mismo tiempo- en formas superiores de progreso. Todo muy esquizoide.
Ya lograré descifrar estas ataduras. Al principio, y al final, sempiternamente, la implosión de la energía oscura en mí.
1 comentario:
El tiempo pasa y sin embargo no pasa. Como el espacio aleja y sin embargo no lo hace.
Un abrazo.
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