La mía es una anárquica adorable.
Una petisa mal llevada, a veces rayando la hijaputez.
Un gnomo de espíritu adolescente, capaz de preguntas insidiosas y opiniones perspicaces.
Amante de insolencias.
Cultora de realismos mágicos e ilusiones cómicas.
Cuando la adulta me resulta insoportable la convoco: llega con su luz y su alegría indestructibles,
sacude mi alma con ternura, me nutre de deseos y regresa a su inmensidad irreverente, dejando las cosas en su lugar...
¿Conocés bien al niño que habita en vos?
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