En verdad somos algo, y queremos ser algo, y querríamos ser algo, cada cual por encima de los demás. Somos tan prisioneros, estamos tan encadenados que nadie quiere abandonarse (...)
Lucifer se levantó contra el cielo, quiso ser. Y eso lo lanzó hacia abajo, al abismo, a las profundidades de la nada que es peor que cualquier nada. Ese deseo de ser algo arrastró a Adán, nuestro padre, y a Eva, nuestra madre, los expulsó de las delicias del paraíso, arrojándonos a todos en la miseria y la labor. De eso proceden toda angustia y todo lamento, a eso se debe que estemos privados de Dios, de gracia, de amor, despojados y privados de cualquier virtud. De eso procede que no encontremos paz en el interior ni paz en el exterior. De eso que estemos frustrados de Dios y del prójimo. Sí, la única razón de todo eso es que queremos ser algo.
No ser nada sería, en todos los modos del ser, en cualquier estado, con cualquier prójimo, una paz total, una paz verdadera, esencial, perpetua. Sería lo más afortunado que hay, lo más seguro, lo más noble en este mundo, y sin embargo, nadie lo busca, ni rico, ni pobre, ni joven, ni viejo.
CASPAR D. FRIEDRICH Entrada en el Fürstenschule Meissen (1835)
El arpón. La hendidura.
La duda. El hueco.
¿Cómo y dónde hemos de hallarnos prístinamente?
los destellos de inmortalidad son irregistrables.
Pues si dos deben convertirse en uno, el uno debe ser pasivo y el otro activo: para que el ojo pueda percibir las imágenes que están en ese muro, o cualquier otro objeto, debe estar, en sí mismo, purificado de toda imagen. Aunque sólo tuviera una imagen de un color cualquiera, nunca podría percibir otra, al igual que el oído lleno de un ruido no puede percibir otro. Así pues, todo lo que debe recibir debe estar vacío, libre y sin nada (...)
Por eso debes callar: entonces el Verbo de este nacimiento podrá hablar en ti y tú podrás escucharle; pero, no lo dudes, si quieres hablar, él debe callar. No es posible servir mejor al Verbo que callando y escuchando. Así pues, si sales por completo de ti mismo, Dios entero entrará; entrará tanto como tú salgas, ni más ni menos, pues está por completo fuera y por completo dentro.
J. TAULER Sermón I para la fiesta de Navidad sobre Isaías 9,5: "Nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo"
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