17.4.09

JUANA INÉS

12 de noviembre de 1651 (ó 1648) - 17 de abril de 1695

(...)
El sueño todo, en fin, lo poseía;
todo, en fin, el silencio lo ocupaba:
aún el ladrón dormía;
aún el amante no se desvelaba.
(...)
El alma, pues, suspensa / del exterior gobierno,--en que ocupada
en material empleo, / o bien o mal da el día por gastado--,
solamente dispensa / remota, si del todo separada
no, a los de muerte temporal opresos
lánguidos miembros, sosegados huesos,
los gajes del calor vegetativo,
el cuerpo siendo, en sosegada calma,
un cadáver con alma, / muerto a la vida y a la muerte vivo,
de lo segundo dando tardas señas / el del reloj humano
vital volante que, si no con mano,
con arterial concierto, unas pequeñas / muestras, pulsando, manifiesta lento
de su bien regulado movimiento.

Este, pues, miembro rey y centro vivo / de espíritus vitales,
con su asociado respirante fuelle
--pulmón, que imán del viento es atractivo, / que en movimientos nunca desiguales
o comprimiendo ya, o ya dilatando / el musculoso, claro arcaduz blando,
hace que en el resuelle / el que le circunscribe fresco ambiente
que impele ya caliente, / y él venga su expulsión haciendo activo
pequeños robos al calor nativo, / algún tiempo llorados,
nunca recuperados, / si ahora no sentidos de su dueño,
que, repetido, no hay robo pequeño--; / éstos, pues, de mayor, como ya digo,
excepción, uno y otro fiel testigo, / la vida aseguraban,
mientras con mudas voces impugnaban / la información, callados, los sentidos
--con no replicar sólo defendidos--,
y la lengua que, torpe, enmudecía,
con no poder hablar los desmentía.
(...)
así ella, sosegada, iba copiando / las imágenes todas de las cosas,
y el pincel invisible iba formando / de mentales, sin luz, siempre vistosas
colores, las figuras / no sólo ya de todas las criaturas
sublunares, más aún también de aquellas
que intelectuales claras son Estrellas,
y en el modo posible / que concebirse puede lo invisible,
en sí, mañosa, las representaba / y al Alma las mostraba.
La cual, en tanto, toda convertida
a su inmaterial Ser y esencia bella,
aquella contemplaba, / participada de alto Ser, centella
que con similitud en sí gozaba;
y juzgándose casi dividida
de aquella que impedida / siempre la tiene, corporal cadena,
que grosera embaraza y torpe impide
el vuelo intelectual con que ya mide
la cuantidad inmensa de la Esfera,
ya el curso considera
regular, con que giran desiguales / los cuerpos celestiales,
--culpa si grave, merecida pena / (torcedor del sosiego, riguroso)
de estudio vanamente judicioso--,
puesta, a su parecer, en la eminente
cumbre de un monte a quien el mismo Atlante
que preside gigante / a los demás, enano obedecía,
y Olimpo, cuya sosegada frente
nunca de aura agitada / consintió ser violada,
aún falda suya ser no merecía:
pues las nubes:--que opaca son corona / de la más elevada corpulencia,
del volcán más soberbio que en la tierra
gigante erguido intima al cielo guerra--,
apenas densa zona / de su altiva eminencia,
o a su vasta cintura / cíngulo tosco son, que--mal ceñido--
o el viento lo desata sacudido,
o vecino el calor del Sol lo apura.
Fragmentos de PRIMERO SUEÑO (1685)
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