de envolverme, oh turbión, hasta el momento
que en otra tierra el sol renueve el día!
Se aclara el cielo, cesa el viento, duermen
las hojas y la yerba, y, deslumbrado,
de llanto el crudo sol llena mis ojos.
G. LEOPARDI
¿Acaso yo no he consentido en repetir sólo por librarme de estas cadenas, potro de quemazón y sentencia incomprensible de remordimiento?
Eia, Mater, fons doloris:
quiero despertar en otros cielos,
beberme la frescura de otros pastizales
(aunque no me dejes)
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