Sutileza de Dios, que te abres candorosamente a la vastedad de la celeste bóveda.
Beso querubínico, caricia casta, lisonja impúber.
En tí la Naturaleza reposa de su ardor y la primavera deshilvana su encanto en valses cromáticos.
Tutora de las fugacidades, hermosura inquietante.
Fragancia pausada, guiño del Elíseo.
Insignia de cualquier fragilidad, triunfo de la modestia,
la más cabal sinonimia de mi alma.
NARA LEÃO “Meditaçao”
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