What can be shown?
What true love be?
All could be known or shown
If Time were but gone.
[¿Qué podemos mostrar? / ¿Qué es el verdadero amor? /
Todo podría saberse o mostrarse / si el tiempo no pereciera]
W.B. YEATS
Naxos.
Se despliega suntuosa la playa a través del Océano.
Ariadna no llora.
Con el correr de la tarde, va operándose en su rostro una inusitada metamorfosis.
Ariadna habla; su voz adquiere timbre pasmoso.
¿Sabías, dulce nodriza, que Teseo regresó a Cnosos?
Ah, la vanidad es el narcótico más poderoso para vencer a un guerrero.
Tapicé el laberinto de espejos, a fin de que se perdiera en la multiplicidad de sus reflejos.
Cada imagen de sí será un minotauro acechándolo, y Teseo nunca se separa de su espada.
No hallará la salida, porque sólo yo conozco los secretos del laberinto y él se volvió sordo a mi palabra.
Iluso en su arrogancia, afecto a las alegorías, no acabó de entender que el laberinto era yo.
Pero ya no he de repetirme, nodriza.
Yo he matado a la rosa que fui.
Transustanciación de Ariadna.
De heroína a deidad.
Un fulgor terrible la dignifica, constriñendo a las criaturas en genuflexión.
En las cavernas retumban himnos de adoración.
Ariadna no llora.
Con el correr de la tarde, va operándose en su rostro una inusitada metamorfosis.
Ariadna habla; su voz adquiere timbre pasmoso.
¿Sabías, dulce nodriza, que Teseo regresó a Cnosos?
Ah, la vanidad es el narcótico más poderoso para vencer a un guerrero.
Tapicé el laberinto de espejos, a fin de que se perdiera en la multiplicidad de sus reflejos.
Cada imagen de sí será un minotauro acechándolo, y Teseo nunca se separa de su espada.
No hallará la salida, porque sólo yo conozco los secretos del laberinto y él se volvió sordo a mi palabra.
Iluso en su arrogancia, afecto a las alegorías, no acabó de entender que el laberinto era yo.
Pero ya no he de repetirme, nodriza.
Yo he matado a la rosa que fui.
Transustanciación de Ariadna.
De heroína a deidad.
Un fulgor terrible la dignifica, constriñendo a las criaturas en genuflexión.
En las cavernas retumban himnos de adoración.
Así, revestida de gloria, emprende la procesión hacia Dionisos, que la aguarda junto al altar mundo para la ceremonia de esponsales.
J. CLARKE "The Prince of Denmark's March" (1770)
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