Está en el vientre henchido y en la espalda flagelada; en las determinaciones de la crueldad y en los gestos de complacencia; en la oratoria florida y en el silencio luctuoso; en la disipación de los dones o el esfuerzo hasta el desmayo. Acude sin precisar invitación a los salones de la nobleza, a la kermés barrial y a la celda del monje. Deambula con aplomo entre las edades de la vida. Se desangra en sentimientos de autoestima, con un estilo de melancólico vampiro. Enhebra en un mismo collar los gimoteos del poderoso y el escepticismo de los enclenques. La porfía de las reciprocidades le sirve de cauce, noche y día, pasado presente y futuro. Es una afirmación sin criterio, un escondrijo, una mortaja, un trampaluz de la necesidad. Lecho de Procusto de filósofos y artistas. Retruécano de la ciencia. Se cuela en la entrepierna de las vírgenes, acucia los remordimientos de la ramera, destiñe el semblante del guerrero. La indigencia es su mejor negocio. Matriz de todos los pecados capitales. Estercolero público. Sainete de las quejas. Clown de jueces, último tribunal. Exhibición permanente de la idiotez. Los humores (galería de fatales espéculos) ofician de su brazo armado. Parir de un estallido ahogado: máscara, persona. Repeluznos del espíritu. Corona vacua. La universal individuación estafándose a sí.
Oh, Vanidad...
Morris Louis - Columnas de Hércules, 1960
¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después.
Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos.
Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.
ECLESIASTÉS (siglo I)
No hay comentarios:
Publicar un comentario