"Al final, mis amigos están todos muertos", dijo, y el bocado de spaghetti allá bolognese se me quedó atragantado en la laringe.
Tanto tiempo empeñé (tres décadas, exactamente) en significar hechos triviales, aquellos que no van más allá del binomio vida-muerte. Me enredé en su falsa grandilocuencia, otorgándoles un precio desmedido. Los hombres pasan, van y vienen. La obra, lo humano, brilla hoy por su falta. La contundencia de lo verdadero, la solidez de lo trágico, estaba sentada ahora frente a mí: ¡cuánta misteriosa e inalienable soledad, la de la grandeza..!
Callé, abatida. Cualquier cosa que dijera iba a ser una estupidez. Palabras banales, sensibilidad baladí desligada del dolor ajeno. La perspectiva, el alejamiento, confirma al mal en su sitial despótico; sólo el compromiso (volverse pobre con los pobres) libera.
Lección del día [y de la historia]: nada había entendido, sigo sin entender, no entenderé jamás.
3. Mit mäßiger Bewegung
R. SCHUMANN Klaviertrio F-Dur op. 80 (1847)
Jacopo Tintoretto
Autorretrato, 1588
EN EL HARDENBERG
¡Despertad, antiguos sueños!
¡Corazón, abre tus puertas!
¡Sonad de nuevo, cantares!
¡Corred, lágrimas deshechas!
Vagar quiero entre los árboles,
do manan fuentes risueñas,
do el ufano ciervo trisca,
y el vivaz mirlo gorjea.
Trepar quiero a la montaña
en cuyas rocas enhiestas
su roto muro el castillo
a la luz del sol aún muestra.
Allí pensaré tranquilo
en extinguidas estirpes,
en apagadas grandezas.
El humilde jaramago
cubre la liza soberbia
donde el paladín glorioso
ganó la ansiada presea.
La hiedra esconde la ojiva
donde la hermosa doncella
venció con una mirada
a aquel que a todos venciera.
El vencedor poderoso
y la vencedora espléndida
entrambos fueron vencidos
por campeón de más fuerza:
Que siempre en la humana justa
nos hace medir la arena
el pálido caballero
de la guadaña siniestra.
H. HEINE Reisebilder, 1826-31