28.1.10

Que sais-je?

No siendo ciudadano de ciudad alguna, mucho me place serlo de la más noble que ha existido y que existirá. Si me mirasen los demás atentamente como yo, hallaríanse, como yo, llenos de inanidad y necedad. Librarme de ella no puedo, sin librarme de mí mismo. Estamos todos impregnados, tantos unos como otros; mas aquellos que se dan cuenta son más perdonables; aunque no lo sé.

Esta tendencia y hábito común de mirar fuera de nosotros es buena cosa. Somos un objeto lleno de descontento; no vemos en nosotros sino miseria y vanidad. Para no desanimarnos, la naturaleza ha expulsado muy oportunamente la acción de nuestra vista hacia fuera. Vamos hacia delante aguas abajo, mas remontar hacia nosotros la corriente es penoso movimiento: enrédase y estórbase el mar cuando se ve impelido hacia sí. Mirad, dice cada cual, los movimientos del cielo, mirad lo público, la disputa de éste. El pulso de aquél, el testamento del de más allá; en suma, mirad siempre arriba o abajo, a un lado, delante o detrás de vosotros. Aquel dios de Delfos nos daba antaño la orden contraria: Mirad dentro de vosotros, reconoceos, ateneos a vosotros; volved a vosotros vuestra mente y vuestra voluntad que se consume fuera; fluís, os esparcís; apilaos, sosteneos; os traicionan, os disipan, os roban a vosotros mismos. ¿No ves que este mundo tiene todas sus miradas vueltas hacia dentro y los ojos abiertos para contemplarse a sí mismo? Siempre es vanidad en tu caso, dentro y fuera, mas es menos vanidad si está menos extendida. Salvo tú, oh hombre, decía aquel dios, cada cosa se estudia la primera a sí misma y se limita, según su necesidad, a sus trabajos y a sus deseos. No hay ni una sola tan vacía y menesterosa como tú que abarcas el universo; eres el escrutador sin conocimiento, el magistrado sin jurisdicción, y, después de todo, el bufón de la farsa.

M. de MONTAIGNE, “De la vanidad” en Ensayos, libro III, cap. IX



Georgia O'keeffe El árbol Lawrence, 1929

Mientras el abstraccionista y el materialista se exasperan mutuamente y el burlón expresa lo peor del materialismo, surge un tercer partido que ocupa la línea divisoria entre ambos: el de los escépticos. Considera que aquellos dos son erróneos por su extremismo. Se afana por asentarse como el fiel de la balanza. No quiere ir más allá del límite debido. Observa la unilateralidad de esos hombres de la calle; (…) es partidario de las facultades intelectuales, de la sangre fría y de todo lo que sirve para mantener la serenidad; no desea una laboriosidad imprudente, un egoísmo no recompensado, un gasto inútil del cerebro (…)

Veo claramente, dice, que no puedo ver. Sé que la fuerza humana no está en los extremos, sino en la evitación de los extremos. Yo al menos evitaré la debilidad de filosofar más allá de mis capacidades (…) No afirmo ni niego. Estoy aquí para estudiar el caso. Estoy aquí para considerarlo. Me esforzaré por equilibrar la balanza (…) ¿Por qué pretender que la vida es un juego tan simple cuando sabemos lo sutil y evasivo que es ese Proteo? ¿Por qué pensar en encerrar todas las cosas en una estrecha jaula cuando sabemos que no se trata solamente de una o dos cosas, sino de diez, de veinte, de un millar de cosas distintas? ¿Por qué imaginarnos que toda la verdad está en nuestro poder? Hay muchos argumentos a favor de todas las causas.

¿Quién podrá impedir un prudente escepticismo viendo que no hay una sola cuestión práctica a la que se pueda hallar algo más que una solución aproximada? (…) puesto que la verdadera fortaleza de pensamiento consiste en “no dejar que lo que conocemos sea estorbado por lo que no conocemos”, debemos asegurarnos aquellas ventajas que podemos alcanzar y no arriesgarlas tratando de apoderarnos de lo etéreo e inasequible. ¡Nada de quimeras! (…)

Tal es el verdadero terreno en que se coloca el escéptico: el de la consideración y la reserva, de ninguna manera el de la incredulidad, de ninguna manera el de la negación universal, el de la duda universal, el de dudar hasta que duda; y menos que nada el de la burla y la befa licenciosa de todo lo que es estable y bueno (...). Es el meditador, el prudente, el que calcula sus fuerzas, el que economiza sus medios, el que cree que el hombre tiene demasiado enemigos y por eso debe evitar el serlo de sí mismo (…)

La filosofía que necesitamos es una filosofía variable y movediza (…) Necesitamos un buque para surcar las olas que nos envuelven (…) La adaptabilidad es la peculiaridad de la naturaleza humana. Somos términos medios áureos, estabilidades volantes, errores compensados o periódicos, casas fundadas en el mar. El escéptico prudente desea ver de cerca la mejor partida a cargo de los mejores jugadores, lo que hay de mejor en el planeta, el arte y la naturaleza, los lugares y los acontecimientos, pero principalmente hombres. Todo lo que es excelente en la humanidad –una forma graciosa, un brazo de hierro, labios de persuasión, un cerebro ingenioso, una persona hábil para jugar y ganar (…)

Las condiciones para que uno sea admitido a presenciar ese espectáculo son: que tenga cierta manera sólida e inteligible de vivir lo suyo, algún método que le permita hacer frente a las necesidades inevitables de la vida humana, pruebas que haya jugado con habilidad y buen éxito, de que haya manifestado la ecuanimidad, la fuerza y el conjunto de cualidades que, entre sus contemporáneos y connacionales, le otorguen derecho a la amistad y la confianza (…) Una prudente limitación (…); una posición entre los extremos que posea una cualidad positiva; un hombre cabal y suficiente, que no sea sal o azúcar, sino que esté lo suficientemente relacionado con el mundo como para saber enfrentar París a Londres, y que al mismo tiempo sea un pensador vigoroso y original al que no puedan intimidar las ciudades, sino que más bien se sirva de ellas: tal es la persona adecuada para ocupar ese terreno de la especulación (…)

El lugar que ocupa el escéptico es el vestíbulo del templo (…)

********************

La palabra Hado o Destino expresa el sentimiento de la humanidad en todas las épocas: que las leyes del mundo no siempre nos protegen, sino que con frecuencia nos hieren y nos trituran (…) Pintamos al Tiempo con una guadaña; al Amor y a la Fortuna, ciegos; y al Destino, sordo. Nuestro poder de resistencia es demasiado pequeño contra esa ferocidad que nos muerde (…) Puedo razonarlo o negarlo todo menos ese Vientre perpetuo que quiere y debe alimentarse y que yo no puedo hacer respetable.

(…) Lo asombroso de la vida es la ausencia de toda apariencia de reconciliación entre la teoría y la práctica. La razón, la preciosa realidad, la Ley, son comprendidas de vez en cuando, en un momento sereno y profundo, entre el barullo de preocupaciones y trabajos que no tiene relación directa con ellas; luego se pierden durante meses o años, y luego vuelven a encontrarse durante un intervalo para perderse de nuevo (…) No vemos método en el mundo, sino ese paralelismo entre lo grande y lo pequeño, que nunca reaccionan el uno sobre el otro, ni descubren la menor tendencia a converger (…)

George Fox vio “que existía un océano de oscuridad y muerte, pero también un océano infinito de luz y amor que fluía sobre el de la oscuridad”.

La solución final en que se pierde el escepticismo es el sentimiento moral, que nunca pierde su supremacía. Pueden probarse con seguridad todos los estados de ánimo y puede concederse su peso a todas las objeciones; el sentimiento moral pesa más que todas ellas. Es la gota de agua que equilibra el océano (…) Un pensador debe sentir que el pensamiento es el origen del universo, que las masas de la naturaleza ondulan y fluyen.

Esta fe aprovecha a todo el problema urgente de la vida y de los objetos. El mundo está saturado por la divinidad y la ley. Está satisfecho con lo justo y lo injusto, con los tontos y los locos, con el triunfo de la locura y del fraude. Puede contemplar con serenidad el abismo que se abre entre la ambición del hombre y su capacidad de actuación, entre la demanda y la oferta de poder, que constituye la tragedia de todas las almas (…). A través de los años y de los siglos, a través de los malos instrumentos, a través de las fruslerías y de los átomos, fluye irresistiblemente una tendencia benéfica.

Dejad que un hombre aprenda a mirar lo permanente en lo mudable y efímero, dejad que aprenda a soportar la desaparición de las cosas que estaba acostumbrado a venerar, sin perder su veneración; dejad que aprenda que se halla aquí, no para trabajar, sino para que en él se trabaje; y que, aunque un abismo se abra bajo otro abismo y una opinión desplace otra opinión, todas están contenidas en la Causa Eterna.

If my bark sink, ‘tis to another sea.

R. W. EMERSON “Montaigne, o el escéptico” en Hombres representativos

26.1.10

Short Message Service

-Revolviendo una casa d antigüedades encontré una Razón de mi vida ed 1954. Precio 250...
-Ups! Salado...
-Pensar q el peronismo del gral lo regalaba en la escuela... Le agarró el capital le agarró!
-Después de Menem nada fue como entonces, tal como le pasó al cristianismo con SAULo de Tarso



22.1.10

El vuelo del colibrí


Soñar.
Acaso sólo para eso fue destinado tu espíritu a este mundo.

19.1.10

σχολή. Primacía de la pausa


DAVE BRUBECK QUARTET - “The City is crying”


Caminos de los Alijales, Toledo (1906)

En la placidez de la luz,


Madre (1895)

que todo alcanza


Playa (1906)

(también a la fatiga


Academia del natural (1887)

a la pesadumbre)


Antiguo jardín del Alcázar de Sevilla (1910)

Óyeme estas preces:
quiero para nosotros un jardín
[a la sombra de la glicina memorizar in stereo los versos del Zaratustra]


Rosal de la casa Sorolla (1918)

y nuestra visión difundida
en sembradíos y en soleadas bóvedas


Campos de trigo, Castilla (1914)


Al soneto con mi alma

Como en el ala el infinito vuelo,
cual en la flor está la esencia errante,
lo mismo que en la llama el caminante
fulgor, y en el azul el solo cielo;

como en la melodía está el consuelo,
y el frescor en el chorro, penetrante,
y la riqueza noble en el diamante,
así en mi carne está el total anhelo.

En ti, soneto, forma, esta ansia pura
copia, como en un agua remansada,
todas sus inmortales maravillas.

La claridad sin fin de su hermosura
es, cual cielo de fuente, ilimitada
en la limitación de tus orillas.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1914-15)


Paisaje de San Sebastián

Emprendamos el éxodo:
tu alma y la mía reposarán sus ansias,
solemnizarán perpetuamente su providencial despojamiento...


Barca en la Albufera (1900)

DAVE BRUBECK QUARTET - Fujiyama

15.1.10

Y EL TORO TUVO SU DÍA ...[Escatología santafesina]

1 Y JEHOVA dijo a Noé: entra tú y toda tu casa en el arca porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación. 2 De todo animal limpio te tomarás de siete en siete, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, dos, macho y su hembra. 3 También de las aves de los cielos de siete en siete, macho y hembra; para guardar en vida la casta sobre la faz de toda la tierra.
4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré toda sustancia que hice de sobre la faz de la tierra.
5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
6 Y siendo Noé de seiscientos años, el diluvio de las aguas fue sobre la tierra.
7 Y vino Noé, y sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos con él al arca, por las aguas del diluvio. 8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que anda arrastrando sobre la tierra, 9 de dos en dos entraron a Noé en el arca: macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio fueron sobre la tierra. 11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo a diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas; 12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
13 En este mismo día entró Noé, y Sem, y Châm y Japhet, hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos con él en el arca; 14 ellos y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales mansos según sus especies, y todo reptil que anda arrastrando sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, todo pájaro, toda especie de volátil.
15 Y vinieron a Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida. 16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios: y Jehová le cerró la puerta
17 Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra. 18 Y prevalecieron las aguas, y crecieron en gran manera sobre la tierra; y andaba el arca sobre la faz de las aguas.
19 Y las aguas prevalecieron mucho en extremo sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. 20 Quince codos en alto prevalecieron las aguas; y fueron cubiertos los montes.
21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganados, y de bestias, y de todo reptil que anda arrastrando sobre la tierra, y todo hombre: 22 todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, de todo lo que había en la tierra, murió.
23 Así fué destruída toda sustancia que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, y los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra; y quedó solamente Noé, y lo que con él estaba en el arca.
24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento y cincuenta días.
GENESIS 7

Porque siendo ésta una ciudad de cristiano nombre, compactada entre dos ríos en creciente, castigada por la apatía de sus ciudadanos y la voraz inoperancia de sus gobernantes, cuyos referentes "espirituales" se desgarran las vestiduras de mojigatería, pero redoblan los esfuerzos para ocultar el escándalo, sus graves pecados y el delito (si ellos lo protagonizan), seguramente aquella profecía vuelva a cumplirse. Y entonces el toro no haya sido otra cosa que un emisario de la Supremacía, anunciándonos con su arrebato de ayer lo que ha de venir muy pronto.
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(pero) se sabe cuál es el destino de los profetas: así, breve e incomprendido fue el paso del novillo fatalmente inmolado

13.1.10

SENILIDADES


"Es que cuando uno más viejo se pone, más quiere vivir"
(escuchado al pasar a una señora de ochentaypico)

11.1.10

MERIDIONAL

Camino a la parada de ómnibus el panorama no podría más deprimente. Ramas y cables caídos, por acá y por allí; el aroma a pino húmedo desde el cerco del club (que me es inevitable asociar a los cementerios de pueblo); la viscosidad del vapor, fruto de la cópula entre el tórrido sol y la resaca de lluvia, sofocando los cuerpos. El reventón de los verdes por doquier: un impecable lienzo de lo psicótica que es la vida, con la naturaleza por cómplice. Veo los rostros de la gente sometiéndose a la crueldad del verano, condescendientes a pagar tributo a algún superpoder sanguinario o furibundo. Se diría que al mediodía (tras el intenso temporal) sienten renacer su esperanza en la comunión de los seres.
Mi alma rechaza tal impresión, por antipática e incomprensible que le resulta.
Debe ser porque ella juzga que, aún con el desamparo que significa, Dios revela su intimidad mucho mejor en las tormentas, cuando el azote del viento, del rayo, del trueno, y esa penumbra que nos sobrecoge en sacralidad. El diluvio como antesala del Empíreo.

EL BOSCO La ascensión al Empíreo, 1490

...et lux in tenebris lucet et tenebræ eam non conprehenderunt...

La invisibilidad: un primoroso atributo del Rey de Reyes enamorado de su más díscola creación.

7.1.10

Anotaciones sobre la ira

La espiral del pesimismo se repliega en una serie de actos mecánicos ensayados a lo largo de las vicisitudes. Prueba y error. El método. El cálculo.

Esa resignación soberbia, pose de la existencia adorando a su intrascendencia, tan seductora para algunos exquisitos (al punto de la admiración, el estremecimiento y el ruego por una reciprocidad imposible). La flemática danza de la mariposa nocturna, la autosuficiencia ávida de alabanzas. El señuelo del suplicio, inolvidable y recurrente.

¿Cuánto será preciso de tolerancia para no desintegrarse? Acaso las instancias límites, o la brisa de lo inesperado, o el trompazo atómico de la decadencia obren en auxilio. La presión no pasa a retiro jamás, y en el peor de los casos se intestina, herrumbrando las claraboyas del espíritu. La manipulación del deseo no siempre concluye en aniquilamientos redentores.
Ahora, mientras desayuno, la envidia me amenaza, me invade, me hace mohínes. Pero yo intuyo que desde la perspectiva de la totalidad no hay soledad, ni olvido [no hay excusa para la queja]. Por tanto, mi resentimiento es un contrasentido y mi derrota una absurdidad. El Universo se entropiza en saetas de plenitud. Y es imperial, ajeno a estas vergonzosas suspicacias.

6.1.10

El Símbolo

Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: "Padre, sálvame de esta hora difícil"? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! ¡Padre, glorifica tu nombre!

Se oyó entonces, desde el cielo, una voz que decía: «Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo» [Jn. 12, 27-28]



Desde Cristo -y quizás antes, pero no me atrevo a asegurarlo- todo amor verdadero y correspondido es y será trágico.

“O große Lieb” (chorale)
J.S. BACH JOHANNES PASSION

Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
[Jn. 12,32]

5.1.10

VELADO

la mente era una habitación pintada de acuarela azul con el fondo seco de himnos crípticos anunciando algo sórdido {¿un fresco premonitorio?} .
sucesivamente -desde las esquinas- aparecían (para luego diluirse en la incógnita) máscaras de cerámica gris, como las del carnaval de Venecia; tras cada una de ellas el mismo rostro de un joven resguardando su pudor...
y en aquel momento tentáculos de oscuridad violaron el espacio hasta que la mancha oleaginosa fue un calamar enérgico, un goliat proveniente del Reino Subterráneo portando decretos de vindicación.
Murió la transparencia sofocada por el silencio impenetrable y fastidioso. erupción. insomnio.

4.1.10

ALBERT CAMUS

No basta con vivir, hace falta un destino, y sin esperar la muerte. Es, pues, justo decir que el hombre tiene la idea de un mundo mejor que éste. Pero mejor no quiere decir entonces diferente, mejor quiere decir unificado. Esta fiebre que levanta el corazón por encima de un mundo disperso, del que, sin embargo, no puede desprenderse, es la fiebre de la unidad. No desemboca en una mediocre evasión, sino en la reivindicación más obstinada. Religión o crimen, todo esfuerzo humano obedece a la postre a ese deseo irrazonable y pretende dar a la vida la forma que no tiene. El mismo movimiento, que puede llevar a la adoración del cielo o a la destrucción del hombre, lleva asimismo a la creación novelesca, que recibe entonces su seriedad.




La contradicción es la siguiente: el hombre rechaza el mundo tal cual es, sin aceptar escaparse. De hecho, los hombres tienen apego al mundo y, en su inmensa mayoría, no desean abandonarlo. Lejos de querer olvidarlo siempre, sufren, al contrario, por no poseerlo bastante, extraños ciudadanos del mundo, exiliados en su propia patria. Salvo en los instantes fulgurantes de la plenitud, toda realidad es para ellos inacabada. Sus actos les escapan en otros actos, vuelven a juzgarlos bajo rostros inesperados, huyen como el agua de Tántalo hacia una desembocadura ignorada aún. Conocer la desembocadura, dominar el curso del río, captar por fin la vida como destino, he ahí su verdadera nostalgia, en lo más denso de su patria. Pero esta visión que, en el conocimiento al menos, los reconciliaría por fin con ellos mismos, no puede aparecer, si es que aparece, más que en ese momento fugitivo que es la muerte: todo acaba en él. Para estar, una vez, en el mundo, es preciso no estar ya en él nunca más.


Nace aquí esa desgraciada envidia que tantos hombres sienten por la vida de los otros. Percibiendo esas existencias por fuera, les suponen una coherencia y una unidad que no pueden tener, en verdad, pero que parecen evidentes al observador. Éste no ve más que la línea superior de tales vidas, sin cobrar conciencia del detalle que las roe. Hacemos entonces arte de tales existencias. De modo elemental, las novelamos. Cada cual, en este sentido, trata de hacer de su vida una obra de arte.


El afán de posesión no es más que otra forma del deseo de durar; él es el que hace el delirio impotente del amor. Ningún ser, ni siquiera el más amado, y que mejor nos responda, está nunca en nuestra posesión. En la tierra cruel, donde los amantes mueren a veces separados, nacen siempre divididos, la posesión total de un ser, la comunión absoluta en el tiempo entero de la vida es una imposible exigencia. El afán de la posesión es hasta tal punto insaciable que puede sobrevivir al amor mismo. Amar, entonces, es esterilizar al amado. El vergonzoso sufrimiento del amante, en lo sucesivo solitario, no es tanto el no ser ya amado, cuanto el saber que el otro puede y debe amar aún. En el límite, todo hombre devorado por el deseo loco de durar y de poseer desea a los seres a los que ha amado la esterilidad o la muerte. Ésta es la verdadera rebeldía. Quienes no han exigido, un día al menos la virginidad absoluta de los seres y del mundo; quienes no han temblado de nostalgia y de impotencia ante su imposibilidad; quienes, entonces, vueltos a su nostalgia de absoluto, no son destruidos intentando amar a media altura, ésos no pueden comprender la realidad de la rebeldía y su furia de destrucción. Pero los seres se escapan siempre y nosotros les escapamos también: no tienen perfiles firmes. La vida desde este punto de vista no tiene estilo. No es más que un movimiento que corre en pos de su forma sin dar nunca con ella. El hombre, desgarrado así, busca en vano esa forma que le daría los límites entre los cuales sería rey. ¡Que una sola cosa viva tenga su forma en este mundo y éste estará reconciliado!
de "Novela y rebeldía"

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Otro precioso texto para leer haciendo click sobre el nombre: ---> El exilio de Helena

3.1.10

amor fati

Un alma llena y poderosa no sólo se ejercita mediante dolorosos e, incluso, terribles privaciones, carencias, expolios, desprecios; sale de tales infiernos con mayor plenitud y poder; y para decir lo más esencial, con un nuevo crecimiento en la dicha del amor.
Creo que quien haya adivinado algo de las más subterráneas condiciones de todo crecimiento en el amor, comprenderá a Dante cuando escribía sobre la puerta de su inferno: "también a mí me creó el eterno amor"

1. Andante moderato [Mi bemol Mayor]

Él podrá vestirse de andrajos, como un pordiosero. O volverse gruñón en los banquetes. O ser la apología carnal del salvajismo. Se lo repelerá en los círculos de las buenas costumbres, se lo tolerará con estoicismo por principios de urbanidad. El caso es que sus poros irradian aristocracia, nobleza, pertenencia a un linaje inaccesible. Él es un espíritu elevado.

Ella, criatura del desamparo, deslucida y tenue, al saberse hallada (elegida) correspondió con justicia: lo amó.

Así se forja el porvenir, el advenimiento de lo pasmoso.

2. Andante non troppo e con molto espressione [si bemol menor]

¿Qué es ser distinguido?
Que constantemente tiene que representarse. Que se buscan situaciones donde constantemente se tiene necesidad de gestos. Que se abandona la dicha al gran número: dicha como paz del alma, virtud, confort (mentalidad anglo-angélica del tendero a lo Spencer). Que instintivamente se buscan pesadas responsabilidades para sí mismo. Que se sabe crear enemigos en todas partes, en el peor caso incluso por sí mismo. Que se contradice el gran número no mediante palabras, sino mediante acciones.


Sentencias de un hiperbóreo
Nosotros, los hiperbóreos, no llegamos a saber hasta qué punto vivimos aparte. "Ni por agua ni por tierra puedes encontrar el camino hacia el país de los hiperbóreos": eso ya lo sabía Píndaro de nosotros.

Incluso el más valiente de nosotros sólo muy raramente tiene el valor para asumir lo que en el fondo sabe (...)

De cuando en cuando una estupidez.- ¡Oh, qué pronto se recupera el gusto por la propia sabiduría! (...)

"Eran escalones para mí. Los he subido. Por ello he tenido que pasar por encima. Pero pensaron que quería quedarme tranquilamente en ellos" (...)

El gran estilo va a la zaga de la gran pasión. Desdeña agradar, se olvida de convencer. Manda. Quiere. (...)

Los hombres póstumos son peor comprendidos, pero mejor escuchados por los coetáneos. O, más estrictamente: no son comprendidos jamás -¡y precisamente de aquí proviene su autoridad! (...)

El gusto aristocrático también fija límites al conocimiento. Quiere, de una vez por todas, no saber demasiado. (...)

Nuestras convicciones más sagradas, nuestra posición inalterable en relación a los valores supremos son juicios de nuestros músculos. (...)

Y como todo aquel que tiene demasiada razón, no doy importancia a tener razón.

F. NIETZSCHE El nihilismo: Escritos póstumos (1885-1888)

3. Andante con moto [do sostenido menor]

Música de un hombre superior:
J. Brahms Tres intermezzi per a piano, op. 117 (1892)
Glenn Gould (piano)

1.1.10

SINUOSIDADES


un soplo, una sombra [poblada de antojos de Tí]


MODIGLIANI Cariátide, 1913

F. MENDELSSOHN Octeto para cuerdas en Mi bemol opus 20 (1825)
Pinchas Zukerman (violín) St Paul Chamber Orchestra (1984)


MODIGLIANI Desnudo en pie, 1911-12


inclina tu cielo y desciende