2.7.12

A LA MÍNIMA EXPRESIÓN

"me dejo atravesar, soy como un túnel donde pasa el tren"

M. ENCKELL Diana y Endimión, 1921

Algo estranguló la carcajada en el medio del salón principal, y desde entonces ella me acompaña a cualquier sitio adonde me desplace: la calle, la oficina, el templo. Hasta en los valles de Morfeo logra infiltrarse, la muy herética.
Comienzo a experimentar eso que algunos padecieron conmigo, pero (estimo, ahora) amplificado. Me esfuerzo en el desposeimiento y todo este tiempo seguía suspirando por un vacío que lo desprecia. Me purifiqué de luz -quemándome los deseos-, mientras él suplicaba su propia ausencia.
Podría desnudarme de este dolor que es un lujo (una vulgaridad), para que otros se arropen en él, si les conviene a su necesidad. La situación será la misma que mi ignorancia de hoy, aunque los techos se eleven y el patio se extienda en un bosque místico. Nadie puede trocar manchas de humedad o cañerías deficientes por unas migas de misericordia o un hálito de providencia.
No voy a huir, es una decisión. Me devastaré hasta la unidad ínfima, desapareceré sin pompa. Tan sólo resistirá en el aire esa alegría que jamás se dejó conjugar en grafitis. A la alegría de mis años infantiles me estoy refiriendo...
  


G. MAHLER Sinfonía Nº 3
VI. Langsam. Ruhevoll. Empfunden