1.10.08

EL MAR

VANGELIS - Le petite fille de la mer

Casi todos los hombres que he amado tienen vocación de marineros.
Por eso, cada tanto, me agarran celos del mar. Celos furibundos.
Es que la empresa se me volvía colosal ¿quién puede competir con la inmensidad de inmensidades y no salir malogrado?
Sin embargo, durante la pasada Semana Santa me planté frente a él, reconocí mi inferioridad nigromántica e hicimos las paces.
Ingenua, no preví que mi intrepidez tendría un costo: allí, en su vastedad sublime, quedó retenido mi estriado corazón.
Navegante: si el viento costero te trae un lamento de mujer desde el oleaje habrás conocido el sonido de mi voz

Este es un homenaje, con poemas de Jorge Luis Borges, algunas canciones y registros fotográficos del mencionado secuestro. Hoy, en el día del mar.

EDWARD ELGAR "Where corals lie", de Sea Pictures op. 37 año 1899

Antes que el sueño (o el terror) tejiera
Mitologías y cosmogonías,
Antes que el tiempo se acuñara en días,
El mar, el siempre mar, ya estaba y era.
¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento
Y antiguo ser que roe los pilares
De la tierra y es uno y muchos mares
Y abismo y resplandor y azar y viento?
Quien lo mira lo ve por vez primera,


Siempre. Con el asombro que las cosas
Elementales dejan, las hermosas
Tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día
Ulterior que sucede a la agonía.

(de El otro, el mismo, 1964)


JUAN C BAGLIETTO & J SABINA - Eclipse de mar

CHICO BUARQUE & ANA BELÉN - Mar y Luna

Singladura
El mar es una gran espada innumerable y una plenitud de pobreza.
La llamarada es traducible en ira, el manantial en tiempo, y la cisterna en clara aceptación.
El mar es solitario como un ciego.
El mar es un antiguo lenguaje que ya no alcanzo a descifrar.
En su hondura, el alba es una humilde tapia encalada.
De su confín surge el calor, igual que una humareda.
Impenetrable como de piedra labrada persiste el mar ante los muchos días.
Cada tarde es un puerto.
Nuestra mirada flagelada de mar camina por su cielo:
Última playa blanda, celeste arcilla de las tardes.
¡Qué dulce intimidad la del ocaso en el huraño mar!
Claras como una feria brillan las nubes.
La luna nueva se ha enredado en un mástil.
La misma luna que dejamos bajo un arco de piedra y cuya luz agraciará los sauzales.
En la cubierta, quietamente, yo comparto la tarde con mi hermana, como un trozo de pan.
(de Luna de enfrente, 1925)


NIKOLAI RIMSKY-KORSAKOV "El mar y el navío de Simbad", de Scheherazade año 1888

1 comentario:

Diego dijo...

Todos los días son del mar, de la misma manera que todas las hojas son del viento.