10.11.10

Señor Starbuck

"Al final, mis amigos están todos muertos", dijo, y el bocado de spaghetti allá bolognese se me quedó atragantado en la laringe.
Tanto tiempo empeñé (tres décadas, exactamente) en significar hechos triviales, aquellos que no van más allá del binomio vida-muerte. Me enredé en su falsa grandilocuencia, otorgándoles un precio desmedido. Los hombres pasan, van y vienen. La obra, lo humano, brilla hoy por su falta. La contundencia de lo verdadero, la solidez de lo trágico, estaba sentada ahora frente a mí: ¡cuánta misteriosa e inalienable soledad, la de la grandeza..!
Callé, abatida. Cualquier cosa que dijera iba a ser una estupidez. Palabras banales, sensibilidad baladí desligada del dolor ajeno. La perspectiva, el alejamiento, confirma al mal en su sitial despótico; sólo el compromiso (volverse pobre con los pobres) libera.

Lección del día [y de la historia]: nada había entendido, sigo sin entender, no entenderé jamás.

3. Mit mäßiger Bewegung
R. SCHUMANN Klaviertrio F-Dur op. 80 (1847)


Jacopo Tintoretto
Autorretrato, 1588


EN EL HARDENBERG
¡Despertad, antiguos sueños!
¡Corazón, abre tus puertas!
¡Sonad de nuevo, cantares!
¡Corred, lágrimas deshechas!
Vagar quiero entre los árboles,
do manan fuentes risueñas,
do el ufano ciervo trisca,
y el vivaz mirlo gorjea.
Trepar quiero a la montaña
en cuyas rocas enhiestas
su roto muro el castillo
a la luz del sol aún muestra.
Allí pensaré tranquilo
en extinguidas estirpes,
en apagadas grandezas.
El humilde jaramago
cubre la liza soberbia
donde el paladín glorioso
ganó la ansiada presea.
La hiedra esconde la ojiva
donde la hermosa doncella
venció con una mirada
a aquel que a todos venciera.
El vencedor poderoso
y la vencedora espléndida
entrambos fueron vencidos
por campeón de más fuerza:
Que siempre en la humana justa
nos hace medir la arena
el pálido caballero
de la guadaña siniestra.
H. HEINE Reisebilder, 1826-31


Jacopo Tintoretto
Studio del Crepuscolo di Michelangelo


27.10.10

EL PECHO DENTRO DE UN HUECO

Vamos, Cristina.
Fuerza, compañera!

4.9.10

ALOTROPÍA

Cuando la caterva de repeticiones emprendió el acoso de mi intelecto, sentí que no valía la pena luchar contra ella.
Para esa hora, ensayaba un personaje tan curioso como inclasificable: un ridiculizador del arte, un analítico de religión, un crítico costumbrista, un hermeneuta del fútbol. La codicia quedó en el intento; y hube de cristalizar lo vivido en metáforas desfloradas por el continuo uso.


PIET MONDRIAN
Pier and Ocean (Sea in starlight)
1914

Da igual que tras el ventanal estuviese el mar,
la urbe con su bullicio,
un bosque,
el desierto,
fértiles prados,
una tormenta.

En su espacio infinitesimal se entregaba a la hipnosis del fuego
(a su embrujo anaranjado),
se compenetraba en la piedra,
levitaba con sus íntimos vientos.

¿Y qué buscaría, así de ausente?
La promesa que excede el haber de la raza,
esa gema vapuleada de occidente a oriente,
complejidad y completud:
amistad.


Cuando el sacrificio queda devaluado por la ineptitud, cuando ni la fe, ni el amor son suficiente dote, el ardid de lo imaginario toma posesión en el espíritu.
Y retorna el interrogante sobre la Bondad.
(en el ínterin, rayos de luna menguante en paralelas sobre la pared;
el porvenir alineado con un miedo consabido)



Estarse en la antesala de lo posible,
para refutarlo con el glamour de una penitente.
Enfundarse de castidad,
hasta más allá de cualquier sonido.
Sostener el equilibrio de una quimera.
Objetivos, pretensiones, listado de asuntos:
un secular pantano para irreversibles hundimientos.

1.9.10

"Vom Himmel hoch, da komm' ich her" *

La inefable chacona de la Partita para violín solo Nº 2 en re menor de Johann Sebastian Bach, interpretada por Wolfgang Eduard Schneiderhan






* "De las alturas del cielo, de allí yo vengo"
[himno luterano de Navidad]

27.8.10

SPA

Pero es que ya me harté de esta libertad
y no quiero más padres
que acaricien mi espalda.
Soy un hombre que quiere andar...
sin permiso para ir a llorar.
"INSTITUCIONES"
SUI GENERIS, 1974
(letra original)

Un lugar, quiero.
Donde ya no más chillidos de niñitas consentidas, ni perros ladrando por contagio o golpes al portón de huéspedes ajenos.
Donde el sol se cuele por cualquier hendija, emborrachando de luz el claustro de lectura.
Donde el jazmín, la rosa, algún ficus y los potus se sientan confortables y exploten de fervor primaveral.
De donde hongos, ácaros, humedad y arácnidos se hayan exiliado, irreversiblemente.

Un lugar, ahora.
Que la confusión prepondera
y el desaliento embauca.

Un lugar, imagino.
Donde los silencios discurran como en un caleidoscopio.
Donde el juego de vivir resuene como el coro de una cantata de Bach cualquiera.
Donde Tú, yo, él.
Donde mirarnos, comprenderlo y sonreír.

Un lugar, necesito.
Donde la intimidad salmodie sus aleluyas y cada encuentro sea un evento bienaventurado.
Donde reflexión, arte, prodigalidad y dialéctica tengan admisión perpetua.
Donde la melancolía encuentre su rincón, pero también se inyecten (a pedido) altas dosis de frenesí.

Un lugar, dame.
Me parece que no es mucho pedir...

16.8.10

Des reflets dans le temps

CLAUDE MONET
Water Lilies, 1906

Envejezco.
Es el atardecer de un domingo cualquiera de invierno.
Frío barrenando mis huesos. La sugestión de una taza de café con leche capitula ante el autoritarismo del lecho correctamente arropado (yo me dejo vencer, aunque sepa que esta inclemencia sólo ha de sosegarse con cálidos recuerdos).
Χρόνος se ofrece con un clima propiciatorio a las presencias lejanas, a los persistentes vacíos, al sorprendente titubeo.
No son las arrugas del corazón ni las desilusiones en la piel las que duelen.
Los proyectos se aletargan en armonía con el aceleramiento de la resignación.
La vista ya no merece confianza alguna; he madurado en el desarrollo tactil. Se hace preeminente custodiar la agudeza del oído. Las imprecisiones del olfato y del gusto, maltratados por unos cuantos lustros de alergia, son inevitables.
Mi vida frente a mí: un estanque colonizado por nenúfares liláceas, de aparente calma y profundidad misteriosa.

Pensar que todavía falta un buen trecho para que arriben los cincuenta...


LOUIS ARMSTRONG “Melancholy”
Hot Fives & Sevens Vol. 2

12.8.10

Gloria in excelsis, despectus in mundum

El eco de lo que oí y escucho

VICTOR JARA “Camilo Torres (Cruz de Luz)”
Pongo en tus manos abiertas, 1969

La monja rectora insistía en que sea yo la que diera charlas de meditación sobre la alegría del corazón y la perseverancia en la fe. Dos metas con las que soñaba, infructuosamente.
Y nunca entendí si así funcionaba el fenómeno o si en verdad era una elegida, pero al final lograba dar testimonio de ésas, mis grandes carencias.
Mientras tanto, yo envidiaba en secreto a ellos: el cura guerrillero, Angelelli y Romero, el sacerdote obrero, los palotinos de San Patricio, anónimos catequistas, religiosas, maestros rurales, novicios y comprometidos con los olvidados de siempre; los que (con o contra su voluntad) fueron convertidos en víctimas inmoladas, en esos años violentos.
Era una época en que mi mente estaba marcada por los principios del Documento de Puebla, y mi energía se disparaba con las estrofas de la Cantata Santa María de Iquique (recuerdo muy bien una versión alternativa con referencias a la pasión de Jesús que cantábamos con el coro litúrgico del colegio)
Y no era que yo estuviera enrolada en la opción preferencial por los pobres. En realidad, había abrazado con ardor el cristianismo seducida por su propuesta de despojamiento, admirada de ese desprecio tan elegante y original por lo humano (lo mundano) que los evangelios prodigaban en sus sentencias.
Compréndaseme: era una adolescente con presunciones de mártir y fantasías de agnus Dei, cuya alma festoneada de contraposiciones se desmenuzaba ante la insensatez de la existencia, una virgen que prefería morir a decaer en el hercúleo fango común que arrastraba a todos.

Aquellos lo habían conseguido tempranamente: arribar al Reino Eterno (donde no hay polillas u orín que echen a perder los tesoros, ni ladrones que los roben) pero con el interés por ganancias cobrado por anticipado acá abajo, con la gloria de convertirse en paradigmas para los confundidos de la tierra.

La santidad fue mi única ambición, mi singular frustración, mi obsesiva apetencia. Obertura, epílogo y exposición de mi soliloquio.




Desperté de ser niño;
nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
MIGUEL HERNÁNDEZ

Me pregunto si él no extrañará aquel tiempo en que era un crío esmirriado, lúcido, contestatario, de prodigiosa memoria. Cuando vacacionábamos en el complejo hotelero del ministerio de Bienestar Social de Alta Gracia, y mientras los demás correteaban por arroyitos y cumbres nosotros nos quedábamos encerrados leyendo las revistas de historietas de superhéroes que él coleccionaba (su predilecto era Batman, el justiciero melancólico); o inventaba relatos al estilo revisionismo histórico para entretener a mi hermano más pequeño. Eso fue antes que Potash, Filosofía y Nación y los vaivenes intelectuales del movimiento le otorgaran a su juicio un dejo de amargura. Creo, pero tal vez me equivoque bien fiero. Porque yo sí tengo nostalgia de la era luminosa, de una infancia que me hacía sentir indestructible. Y no sé él, pero también espero e imploro por mi definitiva restauración espiritual.

5.8.10

Raskolnikov: enamoramientos literarios





De mis tormentosas pasiones con personajes de ficción, dos son creaciones de Dostoyevski: además del Rodya de Crimen y Castigo (personaje inspirador de esta exquisita película de Robert Bresson), el Alekséi Fiódorovich (Alioshka, Aliosha, Lióshechka) de Los hermanos Karamázov.


Los otros lados del cuadrilátero amoroso pertenecen a

Adso de Melk, el novicio benedictino de El nombre de la rosa de Umberto Eco; y Julien Sorel, el héroe stendahliano en Le Rouge et le Noir.

13.7.10



En volandas,
como si no existiera el avispero,
aquí me tienes con los ojos desnudos,
ignorando las piedras que lastiman,
ignorando la misma suavidad de la muerte.

¿Te acuerdas? He vivido dos siglos, dos minutos,
sobre un pecho latiente,
he visto golondrinas de plomo triste anidadas en ojos
y una mejilla rota por una letra.
La soledad de lo inmenso mientras media la capacidad de una gota.

Hecho pura memoria,
hecho aliento de pájaro,
he volado sobre los amaneceres espinosos,
sobre lo que no puede tocarse con las manos.

Un gris, un polvo gris parado impediría siempre el beso sobre la tierra,
sobre la única desnudez que yo amo,
y de mi tos caída como una pieza
no se esperaría un latido, sino un adiós yacente.

Lo yacente no sabe.
Se pueden tener brazos abandonados.
Se pueden tener unos oídos pálidos
que no se apliquen a la corteza ya muda.
Se puede aplicar la boca a lo irremediable.
Se puede sollozar sobre el mundo ignorante.

Como una nube silenciosa yo me elevaré de mí mismo.
Escúchame. Soy la avispa imprevista.
Soy esa elevación a lo alto
que como un ojo herido
se va a clavar en el azul indefenso.
Soy esa previsión triste de no ignorar todas las venas,
de saber cuándo, cuándo la sangre pasa por el corazón
y cuándo la sonrisa se entreabre estriada.

Todos los aires azules...
No.
Todos los aguijones dulces que salen de las manos,
todo ese afán de cerrar párpados, de echar oscuridad o sueño,
de soplar un olvido sobre las frentes cargadas,
de convertirlo todo en un lienzo sin sonido,
me transforma en la pura brisa de la hora,
en ese rostro azul que no piensa,
en la sonrisa de la piedra,
en el agua que junta los brazos mudamente.
En ese instante último en que todo lo uniforme pronuncia la palabra:
ACABA.

VICENTE ALEIXANDRE

3.7.10

Stradivarius

EUGÈNE YSAŸE Sonata for Solo Violin Op. 27 No. 2 "Jacques Thibaud" (1923)

I. Obsession - Prelude: Poco vivace - Violín: Ilya Kaler

II. Malinconia: Poco lento - Violín: Frank Peter Zimmerman


III. Danse des ombres – Sarabande: Lento - Violín: Leonidas Kavakos


IV. Les Furies: Allegro furioso - Violín: Ilya Kaler

30.6.10

CISPLATINAJE MÍSTICO. Introito a una fascinación

El camino del hombre es el hombre mismo; no es, pues, fuera de él donde debe buscarlo cada uno. Y con esto afirmamos otra vez la regla de la unidad (...). El hombre puede y debe ser camino de sí mismo, porque todo está en él; allí está todo en esencia. Por esto cuando da de sí, da algo inédito y de primera mano, toma de la esencia y lo configura como puede, en lenguaje articulado para los otros.
Cuando el hombre da consigo mismo está con todos los hombres, pero no sabe de sus nombres ni de sus países. El hombre halla al hombre en el camino del mundo, pero es cuando él se ha hallado a sí mismo.
Hay música para los oídos y música para el alma. Es según de donde proceda. Adentro cesa todo ruido; por esto también el de la calle, y allí no hay muerte ni enfermedad; y de ahí la firmeza.

... En el hombre disciplinado, el lenguaje exterior llega a ser interior; sus palabras fluyen de lo profundo. Los otros sólo dan voces... Y del interior no puede salir palabra que hiera; tal voz es es canto y nos da la evidencia de otro modo de existencia.

Joaquín Torres García

Arte universal, 1943

Óleo sobre tela, 75 x 106 cm


(...) El hombre es camino de sí mismo; por esto debe respetarse; porque adentro, ya es cosa seria; ya es más que un hombre. Y ahí tenemos un lugar sagrado.
(...) La equivocación, pues, está en buscar lejos lo que se tiene cerca, buscar afuera lo que se tiene dentro. Toda situación externa adquiere ahora el valor relativo y pasajero que le corresponde. Y por el crecimiento de lo interno, lo externo mengua; se reduce a un mínimo; y es lo que debe ser. Porque así el hombre cada día es más libre. Más se posee.
Y por tal vida, el hombre, adquiriendo un sentido más humano, podrá ser más útil y grato a los otros. Decía uno: "hay que perfeccionarse para ser útil a los demás, y ser útil para perfeccionarse". También aquí se afirma la regla de la unidad.

(...) Camino de sí mismo es el hombre; pero cuando oye en vez de pensar. Hay que superar el pensar. El pensar hace al hombre chico y miserable; pues se somete a lo que debe ser sometido a él. Por el pensar el hombre va al error, e induce a los otros a tal perdición. La verdad viene del alma.
Lo que da el alma es algo total; lo que da el pensar tiene que ser incompleto, porque ni es vital ni evidente. A menos que el pensar tome origen en la visión interna, es inerte. Ver, internamente, es vivir, en cualquier plano. Es crear y construir (...)

El respeto a la individualidad, pues, es cosa sagrada; y esto lo extiendo a toda cosa viva existente. Por lo tanto, y establecido tal principio, cada individuo, y por , ha de resolver su caso. Y aquí, ahora ya no es cuestión de bien y mal, de justo e injusto, pues reconozco que la vida debe producirse con todo desahogo. Y que cada cual luche en el mundo, como pueda. Eliminar el mal es imposible; eliminar el bien, lo es igualmente. Tales opuestas cosas son, no sólo los fundamentos de esa vida misma, sino que y por necesidad, de antes que los mundos existiesen ya existían; por cuanto ese dualismo aparente, no es sino la confirmación de la ley de unidad, que está a la base de la Existencia (...)


Joaquín Torres García
Figuras con palomas, 1949
Óleo sobre cartón, 45 x 35 cm

El principio de unidad que rige en todas las esferas, supone la diversidad. Ambos principios son inseparables (...) Los principios opuestos, pues, son la base de la vida (...)
Una prueba evidente de la existencia de esos dos principios opuestos, es que, en el mundo rige la ley de equidad y la ley de la fuerza; y que no es posible que la una venza a la otra. Por eso el problema humano es individual y no colectivo. La misma ley de libertad así lo exige.

(...) sólo podemos hallar lo universal dentro de nosotros mismos. Por esto dije antes: el camino del hombre es el hombre mismo.
En el Teatro del Mundo se juega esta tragedia: la del Hombre Real contra el Hombre Abstracto.

Joaquín Torres García UNIVERSALISMO CONSTRUCTIVO
"Lección 145. El camino del hombre" (agosto de 1942)

BUENOS MUCHACHOS “Vos más que vos”
Uno con uno y así sucesivamente, 2006

26.5.10

POSDILUVIANO

CHARLY GARCÍA “Pubis angelical” Pubis angelical [BSO], 1982



TIEPOLO
1750–60


El sol del 25 que venía asomándose entre un polen de cintas albicelestes y fotogramas del recuerdo de actos colegiales.
Crunch.
Lo nihilista no es una postura ni un rictus, es un prurito característico de existencias ambulatorias.
["¿La patria? acá en el traste, tía". El nihilismo a tierna edad es como un infarto en el alma]

Corre el río de despechos, parsimonia ante la humillación, masoquismo, hipersensibilidad y hastío, euforias incunables, sudor.
No hallar la forma, el modo, la expresión.
Reacontece el miedo a la locura propia y próxima, a la seducción del borde, a la soledad (en suma).
Una ducha de centenios reservados en el talón y los músculos pectorales.

DIVIDIDOS “Amapola del 66” Amapola del 66, 2010

Todo parece tan lo de siempre pero sin embargo sus ojos, su piel y su voz dicen otra cosa: hablan de lo inmutable, lo genuinamente perenne.