Pero es que ya me harté de esta libertad
y no quiero más padres
que acaricien mi espalda.
Soy un hombre que quiere andar...
y no quiero más padres
que acaricien mi espalda.
Soy un hombre que quiere andar...
sin permiso para ir a llorar.
"INSTITUCIONES"
SUI GENERIS, 1974
(letra original)
Un lugar, quiero.
Donde ya no más chillidos de niñitas consentidas, ni perros ladrando por contagio o golpes al portón de huéspedes ajenos.
Donde el sol se cuele por cualquier hendija, emborrachando de luz el claustro de lectura.
Donde el jazmín, la rosa, algún ficus y los potus se sientan confortables y exploten de fervor primaveral.
De donde hongos, ácaros, humedad y arácnidos se hayan exiliado, irreversiblemente.
Donde ya no más chillidos de niñitas consentidas, ni perros ladrando por contagio o golpes al portón de huéspedes ajenos.
Donde el sol se cuele por cualquier hendija, emborrachando de luz el claustro de lectura.
Donde el jazmín, la rosa, algún ficus y los potus se sientan confortables y exploten de fervor primaveral.
De donde hongos, ácaros, humedad y arácnidos se hayan exiliado, irreversiblemente.
Un lugar, ahora.
Que la confusión prepondera
y el desaliento embauca.
Que la confusión prepondera
y el desaliento embauca.
Un lugar, imagino.
Donde los silencios discurran como en un caleidoscopio.
Donde el juego de vivir resuene como el coro de una cantata de Bach cualquiera.
Donde Tú, yo, él.
Donde mirarnos, comprenderlo y sonreír.
Donde los silencios discurran como en un caleidoscopio.
Donde el juego de vivir resuene como el coro de una cantata de Bach cualquiera.
Donde Tú, yo, él.
Donde mirarnos, comprenderlo y sonreír.
Un lugar, necesito.
Donde la intimidad salmodie sus aleluyas y cada encuentro sea un evento bienaventurado.
Donde reflexión, arte, prodigalidad y dialéctica tengan admisión perpetua.
Donde la melancolía encuentre su rincón, pero también se inyecten (a pedido) altas dosis de frenesí.
Donde la intimidad salmodie sus aleluyas y cada encuentro sea un evento bienaventurado.
Donde reflexión, arte, prodigalidad y dialéctica tengan admisión perpetua.
Donde la melancolía encuentre su rincón, pero también se inyecten (a pedido) altas dosis de frenesí.
Un lugar, dame.
Me parece que no es mucho pedir...