21.5.11

MATINEE

No podría asegurar qué momento del día transcurre.
Bajo la luz artificial del velador la finitud se experimenta más penosa todavía que antes del diagnóstico.
Ella deja que otros sean seducidos por la gran ficción aristotélica (el justo medio), porque sabe que el Juego siempre consistió en medirse por cualquiera de los dos extremos. Péndulo, el Vaivén de la Vida.
Nadie le advirtió sobre la letalidad del sopor -ese paso previo al Coma Profundo, a la somnolencia destructiva de la que huyó sin razones, pero presintiéndolo. Extraña al insomnio, su compañero desentrañador de acertijos.
La soledad no es un problema sino su consejera. El enemigo a liquidar es el horror vacui extendido a través de las redes sociales, las celadas de lo inútil, los múltiples travestismos del pecado. Pero nada tan invasivo como el resentimiento o la ignorancia.

Ahora todo es viscoso, pesado, sofocante (como la perturbadora fecundidad de la selva); y arrastra una angustia ajena y amada por callejuelas sin remake.


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