3.9.08

DELACIÓN

Este denuedo de echar rastros / que la espuma del tiempo se traga / en su codiciosa informidad.
Esta carencia de sentidos / trocada en sentencia, conceptos, algoritmos / recinto de grietas.
Esta repugnancia autónoma / vigilante comedido de la conciencia / autorretrato.
Errabundear. Tapar cavernas. Dimitir.
Lo que callo me traiciona.
Lo otro también.

Después de recurrentes (y fatuos) desvanecimientos, lo prudente sería que no, Su Señoría. Pero sigo (y comprendo que no hay circunstancias atenuantes en este caso), porque me importa . La pucha que me importa..!

Y la canción perfecta para el momento es: While my guitar gently weeps

V. Van Gogh Raíces de árbol, 1882

TAU-l
La bonita mentira de cada día
no engaña a nadie, pero ayuda a vivir, y exalta.
No pido más.

Amanece inundando.
Los pájaros cantores
cierran los circuitos eléctricos del día.
¡Es la belleza, es la vida!
La cabeza se enciende como una bombilla
a unos doscientos voltios de normal poesía.
¿Es la belleza? No sé.
Es el mundo habitual de la pereza
donde mis números sirven,
mis distancias miden,
mis ideas cuentan,
no se funde el aparato que en mí versifica.
¿Es la vida?
Sé que hay otra
más real, más escondida, menos mía,
pero ésta es mi alegría, mi mentira,
y los átomos me dejan de momento
que viva en mi fantasía,
es decir, en lo vulgar
del día que es tan sólo un cada día
sin más, normal,
fabulosamente real.




CUÉNTAME CÓMO VIVES, CÓMO VAS MURIENDO
Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives;
ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres;
nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres;
cómo renuncias -sabio-,
cómo -frívolo- brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.

De "Tranquilamente hablando", 1945


E. Munch La solitaria, 1896

DESPEDIDA
Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.


Afflatus: Gabriel Celaya

1 comentario:

Diego dijo...

"... fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas... "
La poesía de Celaya es de una hondura perfectamente calculada.