Quizás fue un embrujo del lapacho florecido tras el ventanal del gimnasio, o los efectos hipnóticos del chill out combinado con la acción de los resortes.
Habrá contribuido la temperatura ambiental, un tópico de la conversación en la que no participaba, y el sopor del atardecer.
Poco cuentan los considerandos; el asunto es que mi imaginación emprendió una maratón inesperada, colmándome de agraciadas sensaciones.
Me encontré siguiendo una estela de eternidad a través del mar, impulsada por el suave viento del trópico. Como una walkyria desbocada de ascesis, remontando la inmensidad oceánica hacia la ciudad de las promesas místicas.
Ola, canela y cachaça. Ola, melón gota de miel. Ola, cánticos de bahianas. Ola, destellos en el morro. Ola, arena doradísima. Ola, sincretismo hierático. Ola, acordes de una lengua enigmática y sensual
Tenho fases, como a lua
Fases de andar escondida,
fases de vir para a rua...
Perdição da minha vida!
Perdição da vida minha!
Tenho fases de ser tua,
tenho outras de ser sozinha
Fases que vão e que vêm,
no secreto calendário
que um astrólogo arbitrário
inventou para meu uso.
E roda a melancolia
seu interminável fuso!
Não me encontro com ninguém
(tenho fases, como a lua...)
No dia de alguém ser meu
não é dia de eu ser sua...
E, quando chega esse dia,
o outro desapareceu... (*)
Esta tarde mi alma tuvo su preparatoria a lo que habrá de venir. Una procesión de deseos sencillos, fermentados en el mosto del vacío y añejados en las tinajas del llanto. Una profesión de fe, un anuncio de esperanza, un auto festivo. Escenas de antojados sortilegios. La reinvención de su hábitat.
(*) "Lua Adversa" - Cecília Meireles
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