BJÖRK "Overture" (de Selmasongs, año 2000)
Cuando el inicio tenían 16 y 19, pero parecían milenarios. En una fotografía de aquellos días los veo a los dos: la figura menuda casi infantil de ella y la de él una cabeza y media más arriba, pero ambos con la misma mirada nostálgica, añorando una era inmutable y cósmica. Es lo que la melancolía hace a las personas, cincelándolas a su capricho; el sello de pertenencia a una estirpe que ignora espacios históricos. Él se vestía demasiado formal para su edad, con camisas lisas impecables y remeras negras, azules o marrones. Tenía una voz muy masculina, suave pero firme (todavía la conserva). Desde que la conoció, había metamorfoseado su rudeza; solía escribirle poemas y enviarle regalos con tarjetas que firmaba como Juan B (en alusión a Juan el Bautista, su personaje preferido). Ella era una campanita, inquieta y cantarina como arroyo de montaña.
Eran de emprender largas caminatas por las calles del barrio donde misionaban, relevando las necesidades de la gente. Cuando estaban solos, habitaban las heladerías y los boulevares: ocasión propicia para charlas sobre el significado de la existencia e ingenuas mutuas admiraciones. Podría decirse que una cierta pureza los envolvía, irradiando bienestar a su alrededor. Los amigos lo percibían así y se nutrían de esa extravagancia encantadora.
El torrente temporal suele ser cruel con algunos seres. Pasó un invierno, algunas cavilaciones, la duda, dos adioses separados por un año. Él tenía por costumbre dibujar laberintos barrocos; en cuadernos, hojas sueltas o servilletas de papel trazaba curvas y rectas cruzadas, con filigranas y jardines en miniatura. No sabía que su arte sería profético. Porque más tarde ambos (él y ella), alternativamente, fueron Teseo, Ariadna, Minotauro, hilo, encrucijadas, playa, renuncia, soledad.
5 comentarios:
Este es un post sencillamente hermoso. Simplemente eso.
"Ella era una campanita, inquieta..."
¿La había alcanzado la primavera por casualidad?
Y tu (este) comentario es una caricia en la médula. Absolutamente gracias.
Ella era ella, sin reservas: la primavera misma...
Coincido con el licenciado...
¿Puede regresar la primavera? Esas cosas tienden a ser cíclicas, quién sabe si quizás.
en no saberlo está su encanto (creo)
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