Hace un rato, esa actitud reincidente.
Frente a una fotografía de mí (retrato obsequiado por la indulgencia de mi amigo), el choque con la verdad.
Asomarse al abismo, contemplando el horror en que me he convertido. Repelús.
No aceptar ni perdonar[me].
Hay caminos de los que no hay retorno -creo.
Y el temor y el deseo de ser
puras esporas diseminadas al azar, en alguna estepa infinitísima
{frase de destino, acuñada en un viejo blog}
Oh, la pulsión por lo absoluto; siempre esta pulsión por lo absoluto...
Bill Evans & Toots Thielemans & Henry Mancini The Days of Wine and Roses
2 comentarios:
En tus dos ultimos registros hablas de espejos que se vuelven amables - cosa que, conociendote, dice mucho - y de fotos que traen pasados que sacuden la realidad. Pienso: ambos dos nos devuelven imagenes, las fotos de un pasado, los espejos de un presente. Y ambos son tan, pero tan putos a veces que ruego que nunca se invente algo que nos deje ver el futuro.
y yo me uno a tu plegaria, milord.
las veces que azarosamente sean.
gracias.
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