Gustav KLIMT Stoclet frieze Fulfillment, 1905
Cada recuerdo es un diente que ensancha la grieta con saña e inclemencia.
El olvido, ese abyecto rezagado.
Entre el Parnaso y el mar un precipicio excitando la náusea del asomo.
De tanto desangramiento la lucidez se difumina, perseverantemente.
Fantasmagorías. Metáforas ocres.
Antesala del deseo.
Brochazos de otoño en la ciudad.
Richard Wagner Tristan und Isolde, 1865
Dritter Aufzug - Dritte Szene: "Isolde's Liebestod"
ISOLDE
Mild und leise
wie er lächelt,
wie das Auge
hold er öffnet –
seht ihr's, Freunde?
Säht ihr's nicht?
Immer lichter
wie er leuchtet,
Stern-umstrahlet
hoch sich hebt?
Seht ihr's nicht?
Wie das Herz ihm
mutig schwillt,
voll und hehr
im Busen ihm quillt?
Wie den Lippen,
wonnig mild,
süßer Atem
sanft entweht?
Freunde! Seht!
Fühlt und seht ihr's nicht? –
Höre ich nur
diese Weise,
die so wunder-
voll und leise,
Wonne klagend,
Alles sagend,
mild versöhnend
aus ihm tönend
in mich dringet,
auf sich schwinget,
hold erhallend
um mich klinget?
Heller schallend,
mich umwallend,
sind es Wellen
sanfter Lüfte?
Sind es Wolken
wonniger Düfte?
Wie sie schwellen,
mich umrauschen,
soll ich atmen,
soll ich lauschen?
Soll ich schlürfen,
untertauchen?
Süß in Düften
mich verhauchen?
In dem wogenden Schwall,
in dem tönenden Schall,
in des Welt-Atems
wehendem All –,
ertrinken,
versinken –,
unbewußt –,
höchste Lust!
ISOLDA
Delicioso y callado,
cómo sonríe,
como los ojos
abre propicio,
¿Lo veis amigos?
¿No lo veis?
¿Cada vez más luminoso
cómo resplandece,
astro bañado en luz,
cómo se eleva a lo alto?
¿No lo veis?
¿Cómo el corazón
se le dilata, valeroso,
cómo pleno y noble
se le hincha en el pecho?
¿Cómo en los labios,
deliciosamente,
el dulce aliento
suavemente se exhala?
¡Amigos!
¡Ved!
¿No lo veis ni lo sentís?
¿Sólo yo oigo
esta melodía,
que tan maravillosa
y suave,
lamentándose gozosa,
diciéndolo todo,
dulcemente conciliadora,
resonando desde él,
penetra en mí,
se eleva sobre sí,
sonando propicia,
rodeándome de sonido?
Vibrando más claras,
envolviéndome ondulantes,
¿son ondas de brisas deliciosas?
¿son nubes de aromas dulcísimos?
Cómo crecen,
cómo me rodean de murmullos,
¿debo respirarlas,
debe escucharlas?
¿Debo beberlas a sorbos,
sumergirme en ellas?
¿Respirarme en dulces fragancias?
En la crecida ondulante,
en el sonido resonante,
en el universo suspirante
de la respiración del mundo,
anegarse,
abismarse,
inconsciente,
supremo
deleite.
Tristán e Isolda. Manuscrito medieval
(*) -¿Ay, bella adorada!, decidme, ¿qué os aterra, de qué os quejáis?
Isolda, el halcón del amor respondió:
-Lameir es mi aflicción, lameir apesadumbra mi corazón, lameir es lo que me duele.
Al oírla decir tantas veces lameir, reflexionó él y consideró con detenimiento y precisión el significado de esa palabra. Entonces se percató de que l’ameir quiere decir “amor”, l’ameir “amargo” y la meir “el mar”. Le pareció que tenía todo un batallón de significados. Pasó por alto uno de los tres y preguntó por los otros dos. No mencionó al amor, el señor de los otros dos, el consuelo y la meta de ambos. Habló acerca del mar y de lo amargo.
-Creo –dijo- bella Isolda, que os inquietan el mar y la amargura. Os disgustan el mar y el viento. Creo que ambas cosas resultan amargas para vos.
-No señor. ¿Qué decís? Ninguna de esas cosas me conmueve. Ni el aire ni el mar me disgustan. Solamente lameir me hace daño.
Cuando comprendió la palabra, descubrió que contenía el “amor” y le susurró a ella:
-En verdad, hermosa mía, a mí me ocurre lo mismo. Vos y Lameir me asediáis. Queridísima señora, deliciosa Isolda, vos tan sólo y vuestro amor habéis confundido del todo y tomado posesión de mis sentidos. Tanto me he apartado del camino que debía seguir, que no encuentro la senda para volver. Me causa dolor y pesadumbre, me parece sin valor y en contra mía todo lo que veo. Nada hay en el mundo que ame tan intensamente como a vos.
Isolda dijo:
-Señor, igual me pasa a mí.
Gottfried von Strassburg Tristan, 1210
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