16.11.09

LAÚD [reminiscencias de tu presencia]


ALBERTO DURERO
1497

No exhalas un soplo sin que en ti se cumpla uno de Sus decretos.

No estés esperando a que cesen (en ti) las alteraciones, pues entonces, en el estado en que Él te pone, no estarías atento a Él sólo.

Lo que ha sido depositado invisible en las conciencias, se transparenta en el testimonio de las apariencias.

Más te vale buscarte defectos escondidos que intentar descubrir las cosas invisibles que te están veladas.

El rayo de tu mirada interior te permite ver Su cercanía; la realidad de tu mirada interior te hace ver que no eres nada ante Su ser; la verdad de tu mirada interior te permite ver Su ser sin tu nada y sin tu ser.

Lo verdaderamente asombroso es querer huir de lo que nadie escapa nunca y aferrarse a lo que necesariamente se irá: "No son los ojos los que se ciegan, sino los corazones del pecho los que se ciegan" (Qur'an, 22, 46).

Las luces son corceles para corazones y conciencias.

Corresponde a la luz levantar el velo ante el ojo interior, juzgar, y al corazón dar un paso al frente o retroceder.

Tu indigencia te es esencial: las causas que la mantienen recuerdan sólo lo que aún te queda oculto de ella, y a una indigencia esencial los accidentes no pueden suprimirla.

Tu mejor momento: cuando te ves en la indigencia y reducido a un estado de insignificancia.

Cuando te aísla de Sus criaturas, es que quiere abrirte la puerta de Su intimidad.

Ha iluminado Él las cosas visibles con las luces de Sus criaturas, y las conciencias con las luces de Sus atributos. Esta es la razón de que se eclipsen las luces de las cosas y nunca se apaguen las de corazones y conciencias. Por eso se ha dicho: el sol del día se pone de noche pero el de los corazones no desaparece jamás.

Ilimitada es la censura que mereces si Él te entrega a ti mismo, pero inagotable es tu merecimiento de alabanzas si Él manifiesta en ti Su generosidad.

Si brillase la luz de la certidumbre, verías al otro mundo demasiado cerca de ti para emprender éxodo hacia él y verías ya el eclipse de la aniquilación cubriendo las bellezas de este mundo.

Porque está escondido hace Él aparecer todas las cosas, pero Él, que es el Evidente, recubre el ser de todas las cosas.

A veces las luces son obstáculos para el corazón, como para el alma el velo espeso de las cosas.

Tras el espesor de las apariencias ha escondido las luces de lo íntimo de las conciencias: demasiado altas están para que la exteriorización las envilezca o la vanidad las exhiba.

Las palabras son alimento para oyentes menesterosos: sólo te dan lo que tomas de ellas.

Si no quieres ser destituido rechaza una soberanía que para ti es efímera.

AHMAD IBN ATA'ILLAH (mediados siglo XIII-1309) Kitab al Hikam [Libro de la Sabiduría]

J. S. BACH Suite for lute & lute harpsichord in Cm, BWV 997

3 comentarios:

Diego dijo...

Hace mucho que no encontraba tanta sabiduría puesta en palabras.
Gracias por compartirlo :-)

Alyxandria Faderland dijo...

Valio la pena levantarme de la cama para leer.
Fue de mucha eficacia la terapia musical porque de radio y su catarata de males estoy hasta la coronilla; y me he deleitado con el arte desde la prehistoria (me sorpendio las figuras femeninas y su parecido con el de moda arte 'de africanas' tan en boga hoy) para rematar con ese golazo de este texto.
No se donde abrevas para rescatar material asi, pero realmente tu pagina es un lujo para perderse.

Jose Joel Rios dijo...

Las palabras son alimento para oyentes menesterosos: sólo te dan lo que tomas de ellas.

He aquí la clave de todo.
Una palabra basta para hacer una gran diferencia.

Saludos.