Tengo predilección por Córdoba, un apego marcadamente nostálgico.
Cuando niña, y hasta el inicio de mi adolescencia, era (alternado con la costa atlántica) el lugar elegido por mis viejos para las vacaciones familiares. Junto con mis hermanos y primos, nos embarcábamos en expediciones por las sierras, piedras y arroyos; nos divertíamos inventando juegos e historias a la hora de la siesta en el ocasional lugar de alojamiento, cuando estaba prohibido salir mientras los "grandes" dormían (fue entonces que mi primo Raúl me contagió el vicio por la lectura de cómics sobre superhéroes); molestábamos a los chivos y cabras, ayudábamos con la tradicional recolección de berro y mica.
Volví una década más tarde buscando consuelo en ese aire bendecido por la Madre Naturaleza, después de mi primer desengaño amoroso. Y mi último paso fue el año pasado para la Oktoberfest, viaje y evento donde mi hermano Pablo quiso festejar sus 30 años. Córdoba ha sido sede de algunas místicas ediciones del Oye Reggae y tiene en Cosquín uno de los templos convocatorios del rock argentino.
Por todo ello me duele lo que está padeciendo en estos días. Quería manifestarlo, votar por la esperanza. Y hacerlo con la música de alguien que -hechizado por la belleza serrana- dejó vagabundeando por allí a su agitado corazón...
SUMO "Fiebre" (grabado en Sierras Grandes, 1985)
SUMO "Pinini reggae" (compuesto en Sierras Grandes, 1981)
3 comentarios:
También Córdoba se asocia a mi infancia. Conociéndome con mi afán de juntar cosas, yo también me pasaba largos ratos recolectando mica. Recuerdo de eso que las manos te quedaban espejadas...
"manos espejadas" es una imagen que me resulta bellísima
¿qué intentaríamos reflejar en nuestras manos, en aquel tiempo?
Seguramente la luz del sol para que brillen.
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