Amor: reminiscencia de belleza,
sutil lazo de lo ilimitado.
Sólo la rosa oscura temblará
deshojándose sobre el mundo.
La eternidad se despertará un instante
para quedarse dormida otra vez.
Las velas
zarpan hacia el Norte;
los trenes se alejan hacia el Sur.
A través de estrellas, palmeras y tréboles,
a través de la pena y la dicha, mi amor.
No hay remedio.
No tiendas las manos.
No hay remedio. Nada podremos salvar.
Sólo las ondas azules de la despedida;
sólo la palabra azul “adiós”.
Se disipará el
humo de la locomotora;
y desaparecerá chapoteando el remo.
Sólo la eternidad, como una rosa oscura
se deshojará sobre el mal del mundo.----------
La felicidad de atormentar y atormentarse,
de encelarse y olvidar;
la felicidad que Dios nos envió;
la felicidad tan esperada;
la única felicidad...
Lo demás es sólo música,
reflejo, encantamiento,
armonía universal,
fría y azul, estéril e infinita.
Es el ancho correr de la troika.
Es de Blok la música sombría
que cae sobre la nieve inmaculada.
¡Más allá de la vida y del mundo,
en los espacios infinitos y helados,
siempre irán los sonidos junto a mí!
Y Rusia, como una lira blanca,
sobre su destino cubierto de nieve.
el alma se anegará en la luz vacía
de la catástrofe o de la gloria definitiva.
por la luz engañosa de un fuego, una luciérnaga...
O bien:
todo tiene un sinónimo en la tierra.
Hay una llave para cada cerradura:
la helada y mágica palabra “dolor”.
GEORGY IVANOV (1894-1958)
¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible,
que me ha sido dado?
¿A quién, dime, debo agradecer,
por la apacible alegría de respirar y vivir?
Yo soy el jardinero y soy la flor,
En la mazmorra del mundo no estoy solo.
En la eternidad del cristal ya se ha esparcido
Mi aliento y mi calor.
En él está impreso un signo,
Irreconocible hasta hace poco tiempo.
Ojalá la bruma se diluya en los instantes
Para que no borre el signo amado.
[1909]
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Hay turpiales en los bosques, y una única medida
En la permanencia de las voces y en los versos melodiosos.
Pero sólo una vez al año en la naturaleza sucede
El desborde de lo estable, como en la métrica de Hornero.
Este día ha abierto sus puertas a la pausa:
Desde la mañana hay quietud y largos y difíciles momentos
El ganado pasta, mientras la pereza divina
Extrae de la caña de la riqueza de sus notas.
El oído afinado dirige la vela sensitiva,
La mirada dilatada se despobla
Y un coro enmudecido de pájaros nocturnos
Atraviesa el silencio.
Yo soy tan pobre como la naturaleza
Y tan simple como el firmamento,
Y mi libertad es tan quimérica
Como el canto de los pájaros nocturnos.
Yo veo al mes inanimado
Y al cielo más muerto que el lienzo;
Y acepto del vacío
¡Su mundo enfermo y extraño!
[1910]