31.8.08

FOCO. Alguien te está mirando.


DOS HOMBRES REMEMORAN SUS VIDAS
Empédocles de Agrigento, del siglo v antes de Cristo:
"Yo he sido mancebo, doncella, arbusto, pájaro y mudo pez que surge del mar"
Taliessin, bardo galense del siglo v de la era cristiana:
"Yo he sido la hoja de una espada,
Yo he sido una gota en el aire,
Yo he sido una estrella luciente,
Yo he sido una palabra en un libro,
Yo he sido un libro en el principio,
Yo he sido una luz en una linterna,
Yo he sido un puente que atraviesa sesenta ríos,
Yo he viajado como un águila,
Yo he sido una barca en el mar,
Yo he sido un capitán en la batalla,
Yo he sido una espada en la mano,
Yo he sido un escudo en la guerra,
Yo he sido la cuerda de un arpa,
Durante un año estuve hechizado en la espuma del agua"


Nomina si nescis, perit et cognitio rerum
Carl Von Linné, 1755



Puntos negros, incertidumbres, agujeros de luz: en orden alfabético descendiente, éstas eran las obsesiones del Hugo. Nada alarmante, o que mereciera reclusión. Así lo había entendido la familia, que lo trataba como a una mascota exótica (lo cual suponía dosis alternadas de desdén y admiración hacia su estado).
Las ideas fijas se le presentaban en horas de la siesta, desde sus 14 años. El análisis de las mismas lo ejercía furtivamente, con un celo que hubiera merecido la santidad, en tiempos más honorables que los que le tocó transitar. Para el Hugo, sus dislates eran manifestación de ansiedades pitagóricas, motivadas por la búsqueda de una belleza susceptible a la desarmonía.
Soñaba con fórmulas matemáticas en caracteres siríacos, a veces con un maremagnum lechoso que se troquelaba en volutas, más raramente con esporas de sándalo que le provocaban accesos de tos. Adquirió la habilidad del "roce onírico" (como solía denominarlo él): desmembraba las imágenes en sensaciones táctiles indescriptibles. Como a la mayoría de los seres quebradizos, le apasionaban las taxonomías y los canones arquitectónicos.
A pesar de su ensimismamiento continuo, en parte elegido y en parte destinado, al Hugo lo abrumaba cierta clase de silencio. Quizás, horror al vacío. Solía pasar las mañanas en la biblioteca pública, consultando libros de física. Lo inquietaba específicamente la cuestión del centro de emanación y convergencia de las ondas, sean sonoras o luminosas. La magia refractaria o refleja era su objeto de interés excluyente.
Y es que el Hugo quería experimentar, desde sí mismo, cómo lo veían los demás. Pretensión de ubicuidad, sentenciaría un entendido en teología. El Hugo era un cabal converso del escepticismo discursivo, pero su puerilidad le impedía interpretar ajustadamente los gestos ajenos cuando se topaba con los vecinos en la calle. Al Hugo le dolían las amabilidades; él pensaba que en una letra está escondida la totalidad y que lo que sobra estorba. Basta dar con la clavija precisa.
Fabricaba péndulos y lentes cóncavas. A los espejos los trataba reverencialmente.



Punto negro, punto inmóvil, opus nigrum.
Incertidumbre, volatilidad, tragedia cósmica.
Agujeros de luz, efluvios divinos, origen.
Detrás de todo, conectando y sosteniendo, mostrando lo inefable había un fenómeno: el encuentro, la atracción de los cuerpos, el amor.



(El Hugo se desvaneció súbitamente un mes antes de cumplir los 50. Lo encontraron en la orilla de la laguna, desplomada la cabeza de incipientes canas sobre un tratado de filosofía botánica de Linneo)




29.8.08

ALETEOS

Mientras esperábamos el ómnibus, al mostrarme él la imagen de un templo romano en ruinas, se nos dio por hablar de los secretos que guarda la piedra, de la majestuosidad de épocas lejanas, del misterio de la historia. Nos pusimos graves de repente, el uno junto al otro, bajo el sol de la siesta santafesina. Así, silenciosos, nos mirábamos de soslayo, nos estudiábamos oblicuamente con total naturalidad.
Hay momentos en que el otro, a pesar de estar incorporado a nuestra cotidianeidad, es descubierto por primera vez. Pasa de espectro a opus admirabilis. Y uno goza en el ritmo de la nueva perspectiva, deteniéndose sin prisa en cada rasgón que compone el patchwork inédito.
Formar parte de una ceremonia de introducción a los desvelamientos, compartir la intimidad del autoconocimiento.
Me fascinan esos instantes. Tan frágiles, tan efímeros.
Como si la Vida se tornara acogedora y la prueba del desierto valiese la pena…
Música:
Alejandro Amenábar "La lengua de las mariposas"
tema de la película homónima (1999)

PROLEGÓMENO

Antes de pascua.
Después del reemplazo,
cuando la ficción del útero sangrante.
En el presente del pánico
a las palabras-suspiros
y el deslizamiento.

Orgía de la sombra.
Minusválido.
Iniciación.
Buitre.
Avidez por la vida.
Empatía en Copenhage.


"La mayor esparciendo
sus frías manos de rocío
hacia la luna veraniega.
Un año después:
Los mismos árboles de haya
y noches crepusculares
el mismo regocijo! "
J. V. Jensen Envoi


Sin duda que el poderío del tiempo es enorme. Esto no se suele notar estando dentro del mismo tiempo, pues éste nos va escamoteando astutamente pequeñas porciones cada vez; quizá solamente se llegue a saber de veras en la eternidad, cuando se nos ofrezca la ocasión propicia de volver a contemplar y abarcar con la mirada todo lo que fuimos reuniendo con la ayuda del tiempo y los cuarenta años, poco más o menos, de vida.
S. Kierkegaard “Recordar a los difuntos”

28.8.08

EL INQUIETO

«Conócete. Acéptate. Supérate»
Pero no te derrumbes
Foto: textos inéditos de Agustín descubiertos recientemente


24. A.– Y otro día dije: Manifiéstame, si puedes ya, ese orden. ¡Ea!, arrebátame por el camino que quieras, por las cosas que quieras, como quieras. Impérame acciones difíciles, arduas, pero realizables; que por ellas vaya seguro a donde deseo.
R.– Sólo una cosa puedo mandarte; no conozco otra: la fuga radical de las cosas sensibles. Esfuérzate con ahínco, durante esta vida terrena, por no enviscar las alas del espíritu; es necesario que estén íntegras y perfectas para volar de estas tinieblas a aquella luz que no se digna mostrarse a los encerrados en esta prisión a no ser tales que, desmoronada ésta, puedan gozar a su aire. Así, pues, cuando fueres tal que nada terreno te atraiga ni deleite, entonces mismo, en aquel momento, créeme, verás lo que deseas.


A.– ¡Ah! ¿Cuándo llegará ese momento?, dime. Pues opino que nunca alcanzaré una renuncia tan omnímoda sin ver antes aquello, a cuya luz todo se eclipse.

25. R.– Discurriendo de ese modo, lo mismo podría decir el ojo corporal: «Dejaré de amar las sombras cuando viere el sol». Como si eso perteneciera al orden que indagamos, y no es así. Se complace en las sombras, porque no está sano; únicamente puede encararse con el sol el ojo sano. Y aquí se engaña mucho el alma, creyéndose sana sin estarlo, y por no admitírsela a la contemplación, cree que tiene derecho a lamentarse. Mas aquella divina Hermosura sabe cuándo se ha de mostrar, porque ejerce profesión de médico, y conoce bien quiénes son sanos, aún mejor que los mismos que se ponen en sus manos para curarse. A nosotros nos parece ver la altura de nuestra emersión; pero no nos es dado concebir ni sondear la profundidad de nuestra inmersión y la hondura a que habíamos llegado, y así, en comparación con más graves enfermedades, nos consideramos sanos. ¿Recuerdas la seguridad con que ayer decíamos que ninguna infección nos contagiaba y que sólo amábamos la sabiduría, supeditando lo demás a su logro? ¡Qué sórdido, feo, execrable y horrible te parecía el abrazo conyugal cuando discutíamos acerca de la servidumbre de la carne! Pero en la vela de la pasada noche, revolviendo los temas del examen anterior, sentiste, contra lo que presumías, cómo te cosquilleaba el apetito de imaginadas caricias femeninas y su amarga suavidad –mucho menos ciertamente de lo acostumbrado, pero también mucho más de lo que habías creído. Y así, aquel secretísimo Médico te ha hecho ver dos cosas: la enfermedad de que te ha librado con sus atenciones y cuánto resta para la curación.

26. A.– ¡Silencio, por favor, silencio! ¿Por qué me atormentas, por qué ahondas tanto y hurgas en mis males? No resisto el llanto de mis ojos. No más promesas, ni presunción, ni examen acerca de tales cosas. Muy bien dices que el Médico, a cuya visión aspiro, sabrá cuándo estoy sano; cúmplase su voluntad y manifiéstese cuando le plazca; me entrego enteramente a su clemencia y cuidado. Ya tengo por cierto que a los dispuestos de ese modo no cesará de levantarlos. Nada diré de mi salud hasta que logre ver aquella Hermosura.

R.– Obra como dices, y cesen ya de correr tus lágrimas, y anímate. Mucho has llorado, y eso mismo agrava la enfermedad de tu pecho.

A.– ¿Cómo quieres que tenga término mi llanto, cuando no lo tiene mi miseria? ¿Me aconsejas que mire por la salud física, cuando soy víctima de esta peste? Mas te ruego –si algo puedes sobre mí– que intentes guiarme por algún atajo, aproximándome un poco a la luz que ya puedo resistir, si algo he adelantado, y así no tornarán los ojos a las tinieblas abandonadas, si pueden llamarse abandonadas, pues todavía halagan mi ceguera.

de Soliloquios, Agustín de Hipona

27.8.08

STOA





Ese borde abierto ante mí me interpela, me quiere decir algo.
Inmediatamente tomo su lugar en la exhortación. Como un feed back semántico.
El umbral se cubre de hojarasca, restos de horas fértiles, vacilaciones.
No es determinante para la decisión el que mi propia mano haya girado el pomo.
Ver lo que hay del otro lado me alienta a quedarme, a abrir los ventanales y dejar que la tormenta acercándose se ocupe de limpiar la sala. En conmemoración de olvidados ritos etruscos, evitando el sacrilegio de traspasar el perímetro de lo Hieráticamente Ordenado.

Mi alma meditabunda hace su cruzada: salta sobre el foso, impone consignas, conquista valles nuevos, esculpe intimidades en estilo jónico.
Suficiente y ardua meta, la de uno mismo en paz.

Los goznes susurran una sinfonía de posibilidades. El espacio se dilata ad libitum. El bronce de la aldaba brilla, aguardando una presencia.



Jevetta Steele canta "Calling you" . Imágenes de "Bagdad Café"
Gracias UVT!

26.8.08

MAGISTER

Septiembre 1994, de Santa Fe a Buenos Aires convocados por "La hija de la lágrima".
Para mí (la de camisa de jean y pantalones negros, en las fotos) un inolvidable viaje iniciático.


La selección que sigue es mi aporte a esta campaña



Ruta perdedora, 1977 (La máquina de hacer pájaros)




Cinema verite, 1981 (Serú Girán)



Adela en el carrousel, 1987



Rezo por vos, 1987 (con Luis A. Spinetta)




A punto de caer, 1989



Siempre puedes olvidar, 1990 (con Fabiana Cantilo)




Sólo Dios sabe, 1991 (con Pedro Aznar)




Love is love, 1994



Te recuerdo invierno, 1995



Canciones de jirafas, 1999



Tu vicio (gospel), 2002


Gracias por la música, maestro.


CONCURRENCIA

DONDE HABITE EL OLVIDO
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.
YO FUI
Yo fui.
Columna ardiente, luna de primavera.
Mar dorado, ojos grandes.
Busqué lo que pensaba;
pensé, como al amanecer en sueño lánguido,
lo que pinta el deseo en días adolescentes.
Canté, subí,
fui luz un día
arrastrado en la llama.
Como un golpe de viento
que deshace la sombra,
caí en lo negro,
en el mundo insaciable.
He sido.

Nació un 21 de septiembre.
Eso, se me ocurre, es un estigma, un signo del hado.

25.8.08

REGLA DE BOTERO

Hoy hice un descubrimiento atroz:
el ensanchamiento de mis caderas es directamente proporcional al aumento de mi insatisfacción.

Lo que temo es que no exista un plan eficaz para refrenar este flagelo.

23.8.08

LICANTROPÍA


Invocación:

Sorprendeme. Esforzate en la puesta escénica. Dame un shock de impactos sostenidos. En el brocal se gesta una sequía, hay un circo nuevo en la plaza del pueblo. Campañas de absolución y apócrifos testamentos. Fui extraviando el sendero de la virtud, soltando migas al azar. Y la condena es este boceto de catecismo insólito, para que sea pasto de juglares que enderece las cervicales de los rebeldes, los derrotados como vos y yo, espantapájaros en jubileo. Quiero echarme al ras del ajetreo urbano (tanto, tonto). Agotar las infusiones del absurdo. Alentarme con empalamientos escalonados. Despertar sin relojes.

Romadizo. Espasmo sardónico.

La mirada siempre delata lo que en nosotros es incapaz de aflorar a la superficie. Pero lo profundo muy raramente es lo verdadero. La gente es así: inmune a la bendición de los antifaces. Por eso me escondo en el baúl, en estado de hibernación. Ahí [ya sabés] te espero.

Espejismo:

-Bonus track-

21.8.08

υπογραφή


DANIEL BARENBOIM & MILTON NASCIMENTO "Travessia"
Cuidado, imbécil! Aunque lo hayas lanzado con indiferencia, el boumerang volverá dispuesto al desnucamiento. Y será tarde.

Phrónesis. Los bancos de niebla, las presiones, la ciclotimia térmica, la polinización conspiran desde afuera. Internamente, los enemigos se pertrechan en legiones mutantes.

Resignarse. Un soplo al as de diamantes (infeliz descuido) desencadena el efecto dominó, derrumbando fortalezas enclenques.

Calzada resbaladiza. La cortesía puede llegar a ser una práctica impiadosa, no recomendable a los impulsivos.

Precipicio. Bifurcación. Horror a lo turbulento. Señales para un entendimiento educado en la discreción y la delicadeza.
Mutismo. Rincones muertos. Espacio yermo. Aceleración del escape. El hueco.

En el atardecer de la vida, cuando hayan cesado los torbellinos y este corazón cumplimente su retiro, en el pórtico de entrada a mi eremita habrá un cartel que rece: "Nadie entre aquí que no haya combatido contra la inocencia"
DANIEL BARENBOIM "Tristeza"

20.8.08

SOLDADOS DE DIOS -santoral-




Alborózate, Jerusalem, que ha llegado el tiempo de la visita de tu Dios. Llenaos también de júbilo, desiertos de Jerusalem, y prorrumpid en alabanzas, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha redimido su ciudad santa y ha levantado poderosamente su brazo ante los ojos de todas las naciones. Virgen de Israel, habías caído sin que hubiera quien te diese la mano para levantarte. Yérguete ya, sacúdete el polvo, ¡Virgen, cautiva hija de Sión! Levántate, repito, súbete a las almenas de tus torres y vislumbra desde allí los ríos caudalosos de gozo y alegría que el Señor hace correr hacia ti. Ya en adelante no te llamarán "la abandonada", ni tu tierra no se verá por más tiempo desolada, porque el Señor se ha complacido en ti y tornarás haber repoblado tus campos. Vuelve tus ojos en torno y mira: todos estos se congregaron para venir a ti. He aquí el socorro que te ha sido enviado de lo alto. Por ellos te será cumplida la antigua promesa: te pondré para la gloria de los siglos y gozo de generación en generación; mamarás la leche de las naciones y te criarán pechos de reyes. Y también: como la madre acaricia a sus hijitos, así yo os consolaré y en Jerusalem serás consolado.

Estos Soldados de Cristo, por modo maravilloso y singular, múestranse tan mansos como corderos y tan fieros como leones, no sabiéndose si se les ha de llamar monjes o guerreros o darles otro nombre más propio que abarque entrambos, pues aciertan a hermanar la mansedumbre de los unos con el valor y la fortaleza de los otros. Acerca de todo lo cual, ¿Qué decir, sino que todo esto es obra de Dios, y obra admirable a nuestros ojos? He aquí los hombres fuertes que el Señor ha ido eligiendo desde un confín a otro del mundo, entre los más bravos de Israel para hacerlos soldados de su escolta, a fin de guardar el lecho del verdadero Salomón, o sea el Santo Sepulcro, en cuyo derredor los ha puesto para estar alertas como fieles centinelas armados de espada y habilísimos en el arte de la guerra.

De la Loa a la Nueva Milicia, a los Soldados del Temple
(selección)
Bernardo de Claraval, 1130

LA SUTIL DIFERENCIA

KIRSCH





KITSCH


O de cómo una letra es capaz de crear un universo...

18.8.08

INVERNADA

Esta vez la liturgia no operó a favor suyo.
La claridad y distinción del fracaso fue más fuerte que la mística del oficio y una novedosa ferviente displicencia.
Bufar a setenta mil años luz, para contrarrestar la mutación.
Estalactitas y estalagmitas se van apoderando de su aposento. Y un ensayo sobre la crueldad le hace guiños inequívocos de seducción.
El paracaídas aterrizó sobre un iceberg. Castañeo de dientes y trance de hipotermia.
Escribir, pintar, reír, exorcizar amarguras.
Su memoria se llena de tradiciones curativas. Técnicas atávicas, enérgicas y efectivas.
Renacimiento.


Fundido en la hechicería del laúd susurra ahora esta canción…

LUIS A. SPINETTA
Mi elemento
(2008)

16.8.08

WYNN

"El principio es siempre lo divino bajo la forma de la ironía"


Supongamos que sí.
Que esa cita que escribiste al azar en una hoja del block amenazó con significar algo.
La ola se fue encrespando.
Un signo. La grafía de tu misterio.
Que el abismo me otorgó, por distracción, la gracia de no esperar.
Que en la pleamar de mis caprichos recuperé tu nombre limpio de egoísmos y temores.
Que la inicial devino en menhir de prosperidad.
Que hay un silencioso lazo entre nuestras costas.
Que el estío y la lluvia. Que la raíz. Que el motor.
Que la ausencia de dioses a medianoche.
Que temblores en la médula.
Supongamos que puedo.
Que aceptás el engaño.
Que te convenzo.
Que conquisto tu acedia con esta recopilación de inventivas y artificios inútiles.
La estilográfica se queda chorreando interrogantes.
Ibidem.
Ƿenne bruceþ, ðe can ƿeana lyt
sares and sorge and him sylfa hæfþ
blæd and blysse and eac byrga geniht.

14.8.08

EN GERUNDIVO

Intentos.
El acelerador a fondo y todas las fichas sobre el paño.
Cargar con la etiqueta de imprudente.
Cuando lo pasible de perder es nada.
Adicción a la adrenalina.
Impulsos letales.
Frente a un insípido agente de retención, mejor equipar el corazón con derroches despiadados.
Allí, suspendido en el origen, agoniza lo que había que llevar a cabo.
Muy poco margen de cambio.
Intentos.
Música: dos nuevas de Pedro para inaugurar el finde largo

13.8.08

CONVERTIR

TRANSMUTACIÓN DE TODOS LOS VALORES:
que lo afectivo sea aplastado por el heroísmo
y triunfe la excelencia.




Die Wüste wächst: weh dem, der Wüsten birgt!Stein knirscht an Stein, die Wüste schlingt und würgt.
Der ungeheure Tod blickt glühend braun
und kaut, - sein Leben ist sein Kaun...

Vergiss nicht, Mensch, den Wollust ausgeloht:du - bist der Stein, die Wüste, bist der Tod ...


El desierto crece: ¡ay de aquel que desiertos en sí cobija!

Rechina piedra contra piedra, el desierto engulle y liquida,
Mira ardiente, parda la muerte colosal
Y mastica; su vida es masticar...

No olvidéis hombre; al que ha consumido el deleite;
tú eres la piedra, el desierto, eres la muerte...

F. NIETZSCHE "Unter Töchtern der Wüste" (fragmento)
de Dionysos-Dithyramben (1888-1889)

11.8.08

CHALECO AZUL

A la vernissage de los tiempos nostálgicos conviene ir de etiqueta. Un estilo que huya tanto de la excentricidad como de lo menesteroso.
Tantos borrones, tanto duelo, tanta suela gastada por la desilusión que a la fuerza se aprende.
Una lectio privada con frutos de eternidad. Porque la melancolía es ese boleto sin regreso, un ardid completo, el acto único. Hace falta erótica para lograr disfrutarlo; su exquisitez es sorpresa para el aprendiz atento, un amuleto para evadir los fatalismos.
Me descuido y caigo en la telaraña, meciéndome en esta idiotez que arrebata mis sentidos una vez al año.
Soy un satélite que gira alrededor de sus claroscuros, la geisha de su indómita inseguridad. Vuelve a merodear por mis pasillos la lejanía de lo cercano.

Todo que puede exponerse ya se ha dicho.
Memorizo las policromías del tablero.
Repito el ritual.
Debería amanecer plácidamente imperturbable.
Y sin embargo, y sin embargo...

10.8.08

L' INFANTE TERRIBLE

La mía es una anárquica adorable.
Una petisa mal llevada, a veces rayando la hijaputez.
Un gnomo de espíritu adolescente, capaz de preguntas insidiosas y opiniones perspicaces.
Amante de insolencias.
Cultora de realismos mágicos e ilusiones cómicas.
Cuando la adulta me resulta insoportable la convoco: llega con su luz y su alegría indestructibles,
sacude mi alma con ternura, me nutre de deseos y regresa a su inmensidad irreverente, dejando las cosas en su lugar...
¿Conocés bien al niño que habita en vos?

7.8.08

GÓTICO

¿Son necesarios los justicieros?

Macabro
Oscuro
Absurdo

cuando el control acaba sepultando a la verdad


gritas por clemencia, vanamente

sobreviviendo lo suficiente como para convertirte en villano

Why so serious?
Para que el mundo arda

hay que dinamitar todas las bóvedas

Después, disfrutar del espectáculo...

5.8.08

PRIMITIVOS VUELOS

Mi corazón pena, y un sopor doloroso nubla
mis sentidos, como si hubiera bebido la cicuta
o vaciado hasta al fondo un opio lento
hace un minuto, y hacia el Leteo yo me hundiera;
no por envidia de tu feliz estado
sino por ser feliz en tu felicidad,
cuando tú, leve alada Dríade del bosque,
en un sector melodioso
de hayas verdes y sombras incontables
cantas del verano con garganta plena desatada.

¡Oh! ¡Por un trago de vino conservado
largamente en lo profundo de la tierra,
con sabor de Flora y verde campo,
de baile y canción provenzal y dorada risa!
¡Oh! Por una copa plena del tibio sur,
plena de la fiel Hipocrene pudorosa,
con breves burbujas borbotando sobre el borde,
y púrpura la boca;
que pudiera beber, y dejar el mundo sin ser visto,
y contigo perderme en el bosque opaco:

Perderme lejos, disolverme y olvidar casi
lo que tú entre las hojas nunca conociste:
la fatiga, la fiebre y la ansiedad
de aquí, donde los hombres se cuentan sus lamentos,
donde el temblor agita unos tristes y últimos cabellos blancos,
donde el joven se vuelve flaco, espectral, y muere:
donde pensar es rebosar de angustias y tristezas
de párpados de plomo,
donde la belleza no puede mantener sus ojos
encendidos ni el nuevo Amor desearlos más de un día.

¡Lejos, lejos! Pues volaré hasta tí,
no en el carro de Baco tirado por leopardos,
sino en las alas invisibles de la Poesía,
aunque lenta la mente se anonade y se demore:
¡Al fin contigo! Tierna es la noche
y la Reina Luna acaso está en su trono
rodeada por multitudes de hadas luminosas;
Pero aquí no hay luz,
salvo la que viene del cielo soplada por las brisas
a través de la penumbra verde y los sinuosos y húmedos caminos.

No distingo qué flores tengo abajo, a mis pies,
ni el perfume suave que cuelga entre las ramas,
pero en la quieta oscuridad adivino cada aroma
con que el mes propicio dota al pasto,
los matorrales, el silvestre árbol frutal;
el espino blanco y la pastoral eglantina;
las violetas breves sepultadas por las hojas;
y la primera de las hijas de Mayo,
la reciente rosa empapada de rociado vino,
refugio inquieto de las moscas en las noches de verano.

En la sombra escucho; y habiendo estado largo tiempo
enamorado a medias de la relajante muerte, habiéndola
invocado con suaves nombres en versos meditados
para que elevara al aire mi aliento silencioso,
¡ahora, más que nunca, me parece próspero morir,
cesar en la medianoche sin dolor
mientras tú derramas tu alma hacia fuera
en este éxtasis!
Tú aún seguirías cantando, pero mi oreja sería inútil,
convertido yo en tierra para tu alto requiem.

No naciste para la muerte, pájaro inmortal.
No hubo hambrienta generación que te aplastara;
La voz que escucho en esta noche fugitiva
fue escuchada antiguamente por emperador y campesino:
Tal vez la misma canción que se abrió paso
en el triste corazón de Ruth, cuando nostálgica
lloraba en medio del trigo extranjero;
la misma que muchas veces encantó
los mágicos postigos que se abren sobre la espuma
de mares peligrosos, en fantásticas tierras, derruidos.

¡Derruidos! ¡El término es como una campana
que tañe para alejarme de tí a mi solitario yo!
¡Adiós! La fantasía, duende engañoso, no puede
engañar tan bien como asegura su fama.
¡Adiós! ¡Adiós! Tu triste elegía se pierde
pasando los prados, sobre las aguas tranquilas,
arriba en el monte, y ahora se hunde hondo
en el espacio del próximo valle:
¿Fue una visión o fue un sueño en mi vigilia?
Acabada está esa música: ¿desperté o me he dormido?

JOHN KEATS Oda a un ruiseñor (1820)