8.9.08

SUPERVIVENCIA




En general, evito enrolarme en cualquier tipo de "causa". Soy bastante mal llevada en eso (y en otras cosas también). Pero esta vez adhiero al llamado de atención de Alex.
No es que me importe tanto el tema de la difusión equitativa de lo que pasa. Mantengo con los mass media una relación que podría calificar como de "indiferencia". Y mi historia con el deporte (el competitivo) epilogó cuando cumplí 13 años y abandoné la natación y el atletismo para dedicarme a la música. Un lustro más tarde ya estaba lo suficientemente intoxicada de filosofía y literatura como para arrepentirme de esa decisión.
Sin embargo, casi todos los chicos con quienes salí eran deportistas. La única convivencia amorosa que tuve fue con un "discapacitado"; alguien que quedó rengo por un accidente jugando al rugby y ese hecho lo obligó a replantear totalmente su vida (iba a entrar en la academia militar -sólo le faltaba el examen físico- y además competía en primera división de un importante club local de la ovalada). En el tiempo (4 años) que duró nuestro noviazgo yo aprendí mucho de él, aunque jamás se lo hice notar. Sobre todo, admiraba su optimismo simple, la capacidad de no dejarse derrotar por los obstáculos. Hoy, que somos amigos y compañeros de trabajo, cuando intento quejarme de algo me propina una de esas frases soplamocos que me ponen en el lugar que me corresponde. Es que el Dani piensa que los inteligentes deben practicar un escepticismo festivo, un sano narcisismo, una actitud de comprensión orgullosa, una crítica creadora de alternativas. Y a mí me lo exige constantemente. "Las catarsis están muy bien, y hasta pueden ser divertidas, pero lo que vale es seguir peleándola como uno puede". Tiene razón.

Y por ello me enganché con lo de los Paraolímpicos. Para promocionar en mí y en el que esté interesado el permanente ejercicio del ego a favor del fortalecimiento de los instintos. Porque de eso se trata, a fin y a principio de cuentas. Creo más en los imperativos biológicos que en los postulados de la fe, la voluntad o el éxito.

Al Dani seguro le gustaría este post, pero no creo que lo lea. Alguna vez le pasé la dirección de un blog mío y respetuosamente me dijo que no había entendido nada, que cómo hago para escribir tan rebuscado, si en realidad yo no soy así. El tema de a continuación es uno de sus preferidos (junto con el Canon de Pachelbel), y en la versión de su admirado Israel Kamakawiwo'ole


(Aclaro que a mí me parece una canción para putos. Se lo digo siempre; pero yo me enojo y él se caga de risa)

4 comentarios:

Gabito Esmiápodo dijo...

Mentiría si digo que leí el post. Vine a decir feliz cumpleaños nomás.

Diego dijo...

A lo mismo vine: feliz cumpleaños.
Pero no nomás porque de paso leí el post. A lo de peleándola como uno puede no sé si hay que agregarle el como uno debe. No lo sé, no lo sé y no lo sé.

Tony dijo...

IZ
...confieso una larga y profunda debilidad por esta pieza musical.

Thanks Milady

Alyxandria Faderland dijo...

Gracias Femina mobile!!!!
1000 gracias.