Astor Piazzolla "Il Pleut Sur Santiago”
BSO Llueve sobre Santiago, 1976
Volteretas del alma. Paisajes. La encantadora correspondencia de las cosas.
EXTRA! Un post urgente para ALEX
PARA DESTRUIR A LA ENEMIGA
Mira a la que avanza desde el fondo del agua borrando el día con sus manos,
vaciando en piedra gris lo que tú destinabas a memoria de fuego,
cubriendo de cenizas las más bellas estampas prometidas por las dos caras de los sueños.
Lleva sobre su rostro la señal:
ese color de invierno deslumbrante que nace donde mueres,
esas sombras como de grandes alas que barren desde siempre todos los juramentos del amor.
Cada noche, a lo lejos, en esa lejanía donde el amante duerme con los ojos abiertos a otro mundo adonde nunca llegas,
ella cambia tu nombre por el ruido más triste de la arena;
tu voz, por un sollozo sepultado en el fondo de la canción que nadie ya recuerda;
tu amor, por una estéril ceremonia donde se inmola el crimen y el perdón.
Cada noche, en el deshabitado lugar adonde vuelves,
ella pone a secar la cifra de tu edad al bajar la marea,
o cose con el hilo de tus días la noche del adiós,
o prepara con el sabor del tiempo más hermoso ese turbio brebaje que paladeas en la soledad,
ese ardiente veneno que otros llaman nostalgia
y que tan lentamente transforma el corazón en un puñado de semillas amargas.
No la dejes pasar.
Apaga su camino con la hoguera del árbol partido por el rayo.
Arroja su reflejo donde corran las aguas para que nunca vuelva.
Sepulta la medida de su sombra debajo de tu casa para que por su boca la tierra la reclame.
Nómbrala con el nombre de lo deshabitado.
Nómbrala con el frío y el ardor,
con la cera fundida como una nieve sucia donde cae la forma de su vida,
con las tijeras y el puñal,
con el rastro de la alimaña herida sobre la piedra negra,
con el humo del ascua,
con la fosa del imposible amor abierta al rojo vivo en su costado,
con la palabra de poder
nómbrala y mátala.
Y no olvides sepultar la moneda.
Hacia arriba la noche bajo el pesado párpado del invierno más largo.
Hacia abajo la efigie y la inscripción:
“Reina de las espadas,
Dama de las desdichas,
Señora de las lágrimas:
en el sitio en que estés con dos ojos te miro,
con tres nudos te ato,
la sangre te bebo
y el corazón te parto”.
Si miras otra vez en el fondo del vaso,
sólo verás ahora una descolorida cicatriz cuyos bordes se cierran donde se unen las aguas,
pero pueden abrirse en otra herida, adonde nadie sabe.
Porque ella te fue anunciada en el séptimo día,
—en el día primero de tu culpa—,
y asumiste su nombre con el tuyo,
con los nombres vacíos, con el amor y con el número,
con el mismo collar de sal amarga que anuda la condena a tu garganta.
OLGA OROZCO
BOB DYLAN - Knockin´on Heaven´s Door, 1973
Der Ölbaum-Garten
Er ging hinauf unter dem grauen Laub
ganz grau und aufgelöst im Ölgelände
und legte seine Stirne voller Staub
tief in das Staubigsein der heißen Hände.
Nach allem dies. Und dieses war der Schluß.
Jetzt soll ich gehen, während ich erblinde,
und warum willst Du, daß ich sagen muß
Du seist, wenn ich Dich selber nicht mehr finde.
Ich finde Dich nicht mehr. Nicht in mir, nein.
Nicht in den andern. Nicht in diesem Stein.
Ich finde Dich nicht mehr. Ich bin allein.
Ich bin allein mit aller Menschen Gram,
den ich durch Dich zu lindern unternahm,
der Du nicht bist. O namenlose Scham...
Später erzählte man: ein Engel kam –.
Warum ein Engel? Ach es kam die Nacht
und blätterte gleichgültig in den Bäumen.
Die Jünger rührten sich in ihren Träumen.
Warum ein Engel? Ach es kam die Nacht.
Die Nacht, die kam, war keine ungemeine;
so gehen hunderte vorbei.
Da schlafen Hunde und da liegen Steine.
Ach eine traurige, ach irgendeine,
die wartet, bis es wieder Morgen sei.
Denn Engel kommen nicht zu solchen Betern,
und Nächte werden nicht um solche groß.
Die Sich-Verlierenden läßt alles los,
und sie sind preisgegeben von den Vätern
und ausgeschlossen aus der Mütter Schooß.
El Huerto de los Olivos
Él subía bajo el follaje gris,
todo gris y confundido con el olivar,
y metió su frente llena de polvo
muy dentro de lo polvoriento de sus manos calientes.
Después de todo, esto. Y esto era el final.
Ahora debo irme, mientras pierdo la vista,
Y por qué quieres que tenga que decir
que existes, si yo mismo ya no Te encuentro.
Ya no Te encuentro. No, en mí, no.
Ni en otros. Ni en esa piedra.
Ya no te encuentro, estoy solo.
Estoy solo con la pena de todos los hombres,
que yo intenté aliviar a través de Ti,
que no existes. ¡Oh! vergüenza sin nombre...
Más tarde se contaba: vino un ángel...
¿Por qué un ángel? Ay, vino la noche
y hojeaba indiferente en los árboles.
Los apóstoles se movieron en sueños.
¿Por qué un ángel? Ay, vino la noche.
La noche vino, no era extraordinaria;
así pasan cientos de ellas.
En ellas duermen perros, en ellas yacen piedras.
Ay, una triste, ay, una cualquiera,
que espera hasta que vuelva a amanecer.
Pues los ángeles no vienen a tales rezadores
Y en torno a ellos las noches no se agrandan.
A los que se pierden a sí mismos todo les abandona,
Y están abandonados por los padres
y excluidos del regazo de las madres.
Der Dichter
Du entfernst dich von mir, du Stunde.
Wunden schlägt mir dein Flügelschlag.
Allein: was soll ich mit meinem Munde?
mit meiner Nacht? mit meinem Tag?
Ich habe keine Geliebte, kein Haus,
keine Stelle auf der ich lebe.
Alle Dinge, an die ich mich gebe,
werden reich und geben mich aus.
El Poeta
De mí te alejas, hora.
El batir de tus alas me hace heridas.
Solitario: ¿qué puede hacer mi boca
con mi noche y mi día?
No tengo amada, ni casa, ni sitio
donde poder vivir.
Todas las cosas a las que me entrego
se hacen ricas y a mí me dejan pobre.
RAINER MARIA RILKE
Neue Gedichte
(Nuevos Poemas)
1907
Cuando un alma sensible y cultivada recuerda sus esfuerzos para trazar, según su propio destino intelectual, los grandes lineamientos de
¿En qué agua lustral encontraremos, no solamente el renacimiento del frescor racional, sino más bien el derecho al retorno eterno del acto de razón? ¿Cuál será
(…) No podemos fijar la hora en que el misterio se hizo lo bastante claro para enunciarse como un problema ¡Pero qué importa! Que surja del sufrimiento o de la alegría, cada hombre tiene en su vida esa hora luminosa, la hora donde comprende de pronto su propio mensaje, la hora en la cual el conocimiento al iluminar la pasión, revela a la vez las reglas y la monotonía del Destino, el momento verdaderamente sintético en que, dando la conciencia de lo irracional, se transforma sin embargo en el éxito del pensamiento. Allí está situada la diferencial del conocimiento, la fluxión newtoniana que nos permite apreciar cómo el espíritu surgió de la ignorancia, la inflexión del genio humano sobre la curva descrita por el progreso de la vida. El coraje intelectual consiste en conservar activo y viviente ese instante del conocimiento naciente, en convertirlo en la fuente inagotable de nuestra intuición, y en dibujar, con la historia subjetiva de nuestros errores y faltas, el modelo objetivo de una vida mejor y más clara.
El ser librado a la razón encuentra sus fuerzas en la soledad. Tiene en sí mismo los medios de rehacerse. Posee para él la eternidad de lo verdadero sin tener la carga y la custodia de la experiencia pasada (…), es verdaderamente por la razón que todo puede recomenzar. El fracaso no es sino una prueba negativa, el fracaso es siempre experimental. En el dominio de la razón basta con aproximar dos temas oscuros para que sobrevenga la claridad de la evidencia. Del antiguo mal comprendido se hace entonces una novedad fecunda. Si hay un eterno retorno que sostiene el mundo, es el retorno eterno de la razón.
Roupnel no busca los caminos de la redención del ser por el lado de esta inocencia racional. Encuentra en el Arte el medio más directamente adaptado a los principios mismos de la creación. En páginas que tocan el corazón mismo de la intuición estética, nos devuelve a esa frescura del alma y de los sentidos que renueva la fuerza poética. “El arte nos libera de la rutina literaria y artística… Nos alivia de la fatiga social del alma y rejuvenece la percepción gastada. Restituye a la expresión envilecida el sentido activo y la representación realista. Restablece la verdad en la sensación y la probidad en la emoción. Nos enseña a utilizar nuestros sentidos y nuestras almas como si nada hubiera todavía depravado el rigor o devastado la clarividencia. Nos enseña a ver y a escuchar el Universo como si recién ahora se nos revelara sana y repentinamente. Restablece bajo nuestros ojos la gracia de una Naturaleza que despierta. Nos devuelve las horas mágicas del alba original chorreando creaciones. Nos devuelve por así decirlo al hombre maravillado que escuchó el nacimiento de las voces en
De nuevo se torna evidente que si el Arte, como
“Entonces todo en nosotros participa del ritmo absoluto en donde se desarrolla el fenómeno completo del Mundo. Entonces todo se ordena en nosotros siguiendo las supremas direcciones, todo se ilumina en las clarividencias íntimas. Las luces adquieren su significación mensajera. Las líneas desarrollan la gracia de una asociación misteriosa en los acordes infinitos. Los sonidos despliegan su melodía en el camino interior, allí donde canta todo el Universo. Un vehemente amor, una simpatía universal busca nuestro corazón, y quiere ligarnos el alma que se estremece en cada cosa.
“El Universo que alcanza su belleza es el Universo que alcanza su sentido; y las imágenes anticuadas que le procuramos caen de la cara absoluta que emerge del misterio”.
Creemos que hay, en la raíz de esta redención contemplativa, una fuerza que nos permite aceptar en un solo acto la vida con todas sus contradicciones íntimas (…) La causa profunda de la melancolía roupneliana se debe quizás a esta necesidad metafísica: en un mismo pensamiento se debe hacer coexistir el lamento y la esperanza. Síntesis sentimental de los contrarios: el instante vivido. Por otra parte somos capaces de dar vuelta al eje sentimental del tiempo y de poner la esperanza en un recuerdo cuyo frescor restituimos en nuestro ensueño. Por el contrario, podemos desalentarnos al contemplar el futuro porque durante ciertos minutos, en la cima de la edad, por ejemplo, nos damos cuenta que no podemos dejar para mañana el cuidado de nuestras esperanzas. La amargura de la vida es el sentimiento de no poder esperar, de no oír ya más los ritmos que nos invitan a ejecutar nuestra parte en la sinfonía del devenir. Es entonces cuando “el lamento sonriente” nos aconseja invitar a
En esta atmósfera metafísica ubicamos a Siloë; (…) en esta obra amarga y tierna la alegría es siempre una conquista; la bondad supera al razonar la conciencia del mal, porque la conciencia del mal ya es deseo de redención. El optimismo es voluntad, en tanto que el pesimismo es conocimiento claro ¡Sorprendente privilegio de la intimidad! El corazón humano es verdaderamente la mayor fuerza de coherencia respecto de las ideas contrarias (…)