30.10.08

Escombros

Hoy he de hacerle caso a la intuición.
Hoy mi consejera es Até.
Hoy vengo a denunciarme.

De que todo esto fue un error, desde el principio.
Esto de permitirme ser ocasión de escarnio, esta propensión patibularia que labra mis empeños.

El quehacer reconstructivo ha llegado a su término.
Nada queda por escurrir de los sondeos, la verdad descolla inexorable.
Fui la ofrenda y la sacerdotisa en un holocausto bufonesco, víctima propiciatoria de la abdicación más despiadada, catecúmena del Dolor, amanuense de mis fatalidades, exordio al absurdo, pedagoga de la privativa intransferible insensatez.
Ceden los cimientos bajo el peso de las deserciones, del descuido, de la estrechez, del pavor, de los cretinismos.
Silente y sacro desplome.
- . . . -
Desde las gradas fracturadas, antigua custodia de los misterios de Eleusis, me llega un insolente rumor.
Es el coro de arquetipos del bienestar burgués, mofándose impúdicamente de mi apasionada desdicha.

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