15.10.08

LINEAL (rutina)

Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad.

Cuando estás ausente, tu figura se dilata hasta el punto de llenar el universo. Pasas al estado fluido, que es el de los fantasmas. Cuando estás presente, tu figura se condensa; alcanzas las concentraciones de los metales más pesados, del iridio, del mercurio. Muero de ese peso, cuando me cae en el corazón.
Marguerite Yourcenar, FUEGOS (1936)
FABIANA CANTILO - Prófugos
Bajar del taxi. Pasar la tarjeta magnética por la ranura. Escuchar el sonido del registro en la computadora. Corrobar que el nombre y el nº de agente aparezcan en letras blancas en la pantalla. Atravesar el hall, subir la escalera y caminar por el pasillo hasta la oficina 6, mientras se saluda a los compañeros que van arribando y dirigiéndose a sus puestos, previa pasada por la cocina para llenar los termos con agua caliente. Prender las luces de los dos despachos. Encender la CPU, el monitor y la impresora. Abrir la biblioteca, sacar los útiles y acomodarlos sobre el escritorio. Cambiar la fecha de los sellos. Verificar si funcionan los teléfonos. Pasar el celular desde la cartera al cajón de la derecha. Iniciar la sesión informática. Comprobar que funcione el servidor de Internet. Esperar a que llegue la jefa y tener con ella la primera conversación del día. Cuando Marta trae el café caliente, agregarle un sobrecito de leche en polvo descremada y otro de edulcorante. Mientras se desayuna, chequear la casilla del correo interno y leer LT10 digital. Ocuparse de los expedientes, notas y papelerío que quedaron pendientes de la jornada anterior. Repasar mentalmente algún eventual trámite por hacer afuera del edificio. Firmar, sellar, registrar, escuchar, decir, archivar, hartarse, aburrirse, bufar, contestar con cinismo a las imbecilidades, contar setenta veces siete por lo menos unas setenta veces siete por mañana, hacer lugar para la catarsis usando de los medios voluntariamente destinados a tal fin (mp3, blog, chat de gmail, mails, intercambios de sms), padecer la continua intromisión a mi estrecho coto privado, atender consultas, reclamos, demandas de todo tipo, sugerencias, críticas; redactar informes y pases, hacer correcciones, recibir contribuyentes, informarse de las novedades, oficiar de recordatorio y de intercesora diplomática.
De vez en cuando, muuuuyyyy de vez en cuando, disfrutar la frescura de alguna excepción en la serie de acciones mecánicas. Aguardar que llegue la hora de partir. Regresar cada cosa a su lugar, en dirección contraria a la del inicio pero con los mismos items. Fichar la salida.
ññññ
Dicen que la vida es movimiento o que el movimiento es vida*, pero yo creo que si mi rutina quedara cristalizada (perpetuada) en miniaturas como las que anteceden el asunto no sería tan áspero de sobrellevar.
Además, últimamente, no me parece tan trágico (quizás hasta me sea conveniente) la frustración de ciertos deseos. Al fin y al cabo, el deseo es maquinación y arbitrariedad.
He dicho.
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* la disyunción me hizo pensar en las connotaciones semánticas de la letra griega gamma. Lo que puede chusmearse en este artículo.

3 comentarios:

Diego dijo...

La verdad que es dura la rutina, yo mucho no la aguanto, por suerte todo anda cambiando últimamente.
Gracias por lo de MY, lo voy a hojear y probablemente me compre el libro...

JOKERMAN dijo...

El post está lleno de expresiones que disparan la reflexión... una de ellas: "el deseo es maquinación y arbitrariedad" como justificación de los deseos frustrados.
¿quién o qué es la contrapartida de esa arbitrariedad? ¿quién o qué lo denuncia como arbitrario? ¿no será acaso también arbitrario ese quién o ese qué que va contra los deseos de cada uno?.
El devenir es en definitiva un proceso plagado de arbitrariedades que no se entienden, o sino ¿por qué y para qué todo esto?

LORD MARIANVS dijo...

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?


JLB

Y en verdad, el deseo es maquinación y arbitrariedad en tanto tengamos el deseo.