Hay gozamiento en la eficacia: en el amor que de dos carnes y de trabadas voluntades es gloria, en el poniente colorado que marca bien la perdición de la tarde, en la dicción que impone su signatura al espíritu. Plausible es toda intensidad, pero también en muchas irresoluciones hay gusto: en el querer que no se atreve a pasión, en la vulgar jornada que el olvido hará sigilosa y cuyo gesto es indeciso en el tiempo, en la frase que apenas es posible y que no enciende una señal en las almas.¿Por qué no se desploma el mundo cuando mis articulaciones se lesionan y ya no logro mantenerme erguida? ¿Cómo es que lo meteorológico y la fisiología del alma se experimentan como horizontes antitéticos? ¿A qué obedece esta prolongada segregación existencial?
El cosmos y mi ego se recusan. Irrevocablemente. Es una tiesura de órdenes antípodas.
Tal desfase mortifica, bautizándome al gueto de los gafes, de los malasombra.
Nada se hace responsable del crimen cometido. Ese que asesinó al goce con sobredosis de febrífugos, congelando cualquier esperanza.
No auxilian ni las grandilocuencias ni el poder anticipatorio de la escritura. Es algo timbrado en el ADN, de transferencia sináptica y registrado como tara en el Árbol Sefirótico.
Dos los imperios que sojuzgan a mi espíritu: la irreversibilidad y lo innombrable.
Pero ¿dónde he de esconder la abyección de mis cenizas, para que su relámpago jovial luzca con todo esplendor?
Pintaré mis labios por cortesía a los recuerdos. Acondicionaré un traje de fiesta para el simulacro. Maquillaré las amarguras para no desentonar.
Honorosamente he de someterme al ritual de las carnestolendas.
En homenaje a las tardes gloriosas que fueron y en consagración a lo que ha de estallar, alguna noche.
Claro como el sol en la luna
El sol no desaparece aunque las nubes persistan
Claro como el sol en la luna

1 comentario:
Simplemente, usted se lo merece. :)
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