29.10.08

MINNE

lo cual
hizo saltar mi corazón dentro del pecho;
pues si hacia ti un instante miro, hablar
no me es posible,
mi lengua se hace trizas en silencio, y un fuego
sutil corre debajo de mi piel,
y con los ojos nada veo, zumban
mis oídos,
me baja un sudor frío, y un temblor
me agarra toda, y verde más que hierba
estoy, que necesito ya morir
me parece.
Mas todo es soportable puesto que...
Amor me ha sacudido
el alma, como el viento desde el monte embiste a las
encinas.
Viniste, te anhelaba,
y refrescaste mi alma incendiada de deseo.
SAFO [650-580 a.C.]
Hambre y saciedad inseparables
son el patrimonio del libre amor,
como saben desde siempre los amantes
tocados por su pura esencia.
Saciedad: pues el amor viene y nos colma.
Hambre: pues se retira y nos deja entre llantos.
Sus consuelos más bellos son cargas abrumadoras;
sus asaltos más violentos, delicias renovadas.
Cuando no podemos conocer como debemos,
ni gozar lo que deseamos,
nuestra hambre crece hasta el infinito.
¿Por qué esas dulces claridades nos abruman?
No logramos acoger sus presentes,
ni las podemos expresar con palabras
y no sabemos en qué fijarnos ni un instante.
Pero el noble Amor nos hace encontrar alegría
en su mismo furor, día y noche:
el puro abandono es el único recurso
que subsiste con él.
Y es noble la pena
que se acepta por vos, deseo íntimo.
En vuestro curso no ahorráis
ningún esfuerzo, ni perdéis tiempo alguno.
Sus idas y venidas me quitan a la vez
consuelo y pesar,
temor, amor y deseo,
conocimiento e inteligencia,
gozo, esperanza y gusto, todo lo perdí.
Hundida en el no-saber,
más allá de todo sentimiento,
de toda comprensión, debo guardar silencio
y permanecer donde estoy,
como en un desierto
que ni penetran ni alcanzan
palabras ni pensamientos.
HADEWIJCH DE AMBERES [siglo XIII]
¿Por qué estoy tan triste?

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