31.1.09

De la emoción violenta que pueden suscitar a veces ciertos objetos

Un sueño es una escritura, y hay muchas escrituras que sólo son sueños
UMBERTO ECO El nombre de la rosa, 1980
Tarde del último viernes de enero de 2009.
Después de almorzar con W. nos fuimos a una librería céntrica. Es una salida tradicional para nosotros, un clásico que disfrutamos con devoción. Nos movemos entre las mesas atestadas de libros aspirando el olor a tinta nueva, explorando las texturas del papel, curioseando precios. Criticamos algunas traducciones, nos escandalizamos por las versiones groseramente resumidas, nos dejamos sorprender por las portadas, celebramos alguna reedición interesante, nos aconsejamos el uno al otro de futuras adquisiciones. Recordamos alguna escena vivida juntos en relación al texto, compartimos anécdotas literarias, filosóficas, académicas.
Libros. Libros prohibidos, libros inalcanzables, libros despreciados, libros padecidos, libros ignotos, libros temidos. Lecturas obligatorias, lecturas anheladas, lecturas indelebles para el alma, lecturas repetidas, lecturas enseñadas, lecturas olvidadas e inolvidables.
En esta oportunidad, ninguno de los dos compró nada. Aunque a W. se le despertó la concupiscencia por una reproducción bilingüe del Corán.
Yo me arrastraba indolente y con indisimulable desinterés por el salón de ventas, cuando de pronto lo vi.
El objeto infame me acechaba en lo alto de una pila de dos o tres ejemplares de su especie, refulgente en su impavidez. Su presencia cínica, desafiante y burlona despertó en mi pecho unos intensos deseos piromaníacos.
Ahí estaba yo silente, estupefacta, atizando desde lo más hondo de mi ser una hoguera que destruyera esa obra y la historia que su fascinación por ella alentó, y que curara con su incandescencia las recientes llagas de mi orgullo.
Un libro que no leí (aunque conozco fragmentos) y jamás habré de leer, por recelo.

R. WAGNER "Magic Fire Music" (The Valkyrie)

[A la noche, ya en mi casa, me preguntaba si no habrán sido emociones como la mía las que motivaron que tantos déspotas y asesinos con pretextos restauradores confiscaran y quemaran millones de papiros, libros, manuscritos, documentos, periódicos, cuadernos de apuntes, revistas. Luego bibliotecas, librerías, iglesias, museos, escuelas, imprentas, abadías, universidades, editoriales, edificios públicos, locales comerciales, casas particulares. Finalmente escritores, lectores, fanáticos, divulgadores, impresores, copistas, editores, docentes, periodistas, admiradores, coleccionistas, libreros, bibliotecarios, narradores.
La comparación me hizo estremecer.]
El episodio duró apenas unos instantes. Pero para mi conciencia fue una fugacidad infinita y cáustica.
No le dije nada a W., no creo que se haya percatado de mi turbación.
Algún día, si es que se extingue esta vergüenza, quizás le cuente...
RADIOHEAD "Motion Picture Soundtrack" (Acoustic 2003)
* * *
La llama consiste en una claridad esplendente, un vigor ingénito y un ardor ígneo,
mas la claridad esplendente la tiene para relucir, y el ardor ígneo para quemar

5 comentarios:

JOKERMAN dijo...

La verdad no me di cuenta... viste lo que pasa en las librerías conmigo...

· dijo...

Hay quienes hacen un gran esfuerzo para poder llegar a expresar una opinión acerca de lo que constituye la sustancia intelectual que disparará o hará posible el crecimiento mental. Este es el tipo de cosas que las bibliotecas han hecho desde el comienzo de los tiempos. Pero también desde el comienzo de los tiempos, las bibliotecas han sido incendiadas, porque son algo terriblemente irritante, la gente odia tener sus pensamientos dando vueltas. Por eso una nación tiene que confiar en los individuos que se atreven a tener ideas y que se atreven a difundirlas. Y los gobiernos tienen que atreverse a posibilitar que las universidades, las bibliotecas, las artes florezcan A nadie le costaria demasiado recordar situaciones en las que el desarrollo del pensamiento independiente, tanto cientifico como artistico, ha encendido fuerzas poderosas y destructivas

La que vuela dijo...

"Primera: ¿Sabe por qué libros como éste son tan importantes? Porque tienen
calidad. Y, ¿qué significa la palabra calidad? Para mí, significa textura. Este libro
tiene poros, tiene facciones. Este libro puede colocarse bajo el microscopio. A
través de la lente encontraría vida, huellas del pasado en infinita profusión.
Cuantos más poros, más detalles de la vida verídicamente registrados puede
obtener de cada hoja de papel, cuanto más «literario» se vea. En todo caso, ésa
es mi definición. Detalle revelador. Detalle reciente. Los buenos escultores tocan
la vida a menudo. Los mediocres sólo pasan apresuradamente la mano por
encima de ella. Los malos violan y la dejan por inútil.
»¿Se dan cuenta, ahora, de por qué los libros son odiados Y temidos? Muestran
los poros del rostro de la vida. La gente comodona sólo desea caras de luna llena,
sin poros, sin pelo, inexpresivas. Vivimos en una época en que las flores tratan de
vivir de flores, en lugar de crecer gracias a la lluvia y al negro estiércol. Incluso los
fuegos artificiales, pese a su belleza, proceden de la química de la tierra. Y, sin
embargo, pensamos que podemos crecer, alimentándonos con flores y fuegos
artificiales, sin completar el ciclo, de regreso a la realidad. Conocerá usted la
leyenda de Hércules y de Anteo, gigantesco luchador, cuya fuerza era increíble en
tanto estaba firmemente plantado en tierra. Pero cuando Hércules lo sostuvo en el
aire, sucumbió fácilmente. Si en esta leyenda no hay algo que puede aplicarse a
nosotros, hoy, en esta ciudad, entonces es que estoy completamente loco. Bueno,
ahí está lo primero que he dicho que necesitábamos. Calidad, textura de
información."

Ray Bradbury. Farenheit 451

(Su post me llevo hasta aquí, quise ofrecerle el enlace de youtube a la versión de Truffaut, pero como anda mal, le paso un fragmento del original)

La que vuela dijo...

Fahrenheit 451 (se me quedó una h en la hoguera...)

GISOFANIA dijo...

Hace unos años me invitaron a participar de una cadena; el juego consistía en responder una serie de preguntas, la primera de las cuales era: "Estás atrapado en Fahrenheit 451... ¿Qué libro te gustaría ser?" y yo sin dudar respondí: "'De divinis Nominibus', del Pseudo Dionisio Areopagita escrito a fines del siglo V o principios del VI. Justamente porque sólo una obra como aquella podría hacerse una con las llamas sin ser vencida, porque su ardor -aún hoy- brilla, y es eterno...

Gracias por tu regalo y por recordarme -sin sospecharlo- esto.